Hay una cierta polémica alrededor del posible fichaje de Nani. La cosa está tan repartida que, al ver los porcentajes de votos entre los participantes de la encuesta, hubo un momento en que pensé que estábamos hablando del Brexit. Bueno, pues vaya por delante que para mí, Nani, sí. Cuando le vi por primera vez pensé que me quedaba antes con ese que con el Cristiano. Es eléctrico, explosivo y competitivo. El problema es que, al parecer, es intermitente y con cierta tendencia a la dispersión. Puede ser. Pero en esta maravillosa tierra ha habido desde siempre muchos grandes jugadores a lo largo de la historia con tendencia a la dispersión. Parece que los atraigamos. Siempre he dicho que llegar a una tierra que tiene nueve meses de primavera, buena paella, calidad de vida y condiciones inmejorables para jugar al fútbol puede hacer que el jugador se despiste. Pero... ¡para eso está el club!

Motivación

El club tiene que cuidar a sus jugadores, mimarlos, pero exigirles. Me revienta poner al Sevilla como ejemplo, pero reconozco que Emery -o quizá el mérito sea de Monchi, vaya usted a saber-ha conseguido que dos balas como Banega y Rami se centren y sean internacionales indiscutibles. Así que el asunto tiene más que ver con el carisma de entrenador y director deportivo y con la idiosincrasia del club que con el futbolista que llegue. Yo soy partidario de dotar a la plantilla de dos o tres nombres con experiencia y calidad para empujar un poco la nave. Un par de veteranos de Vietnam, vaya. Con habilidades para afrontar fases finales, partidos complicados, campos con presión y mala leche. El exceso de chavalería y el trato preferente a la agencia de representación portuguesa ya sabemos como ha acabado.

Piano, piano

Mientras tanto, el Stuttgart se hace el duro con Kostic y mete presión. Ahora suena el Southampton. Pero vaya, si yo fuera el jugador entre ambos clubes lo tendría claro. Puestos a fichar por alguien, que sea por el que tiene buen tiempo, cañas y tapas. Vamos, lo que está echando de menos Albiol, que ya aprieta las clavijas para regresar. Entre pitos y flautas, aún puede que hagamos un buen equipo. Otro que tal es Fede Cartabia, que tiene la posibilidad de reengancharse a su club y demostrar su talento. Iba para crack pero quizá subió demasiado rápido y se produjo con él el efecto gaseosa. Al pueblo le basta con que sea un buen jugador, y piano, piano si arriva lontano.Al que sí queremos es a Diawara, si el Bolonia acepta la oferta de una vez. Marco Di Vaio ha hablado y me ha traído recuerdos de nostalgia y furia. Tenía sus cosas mejores y otras peores, pero le sobraba carácter.

Defensas

Hablando de italianos, la Fiorentina quiere a Rubén Vezo. Me pilla la noticia en Florencia, precisamente. ¡Ah, amigos, qué ciudad! Parece Barcelona, está petao de guiris, pero al fin y al cabo, yo soy uno de ellos. Lo que pasa es que lo disimulo, porque pronuncio bien grazzie y tengo el pelo rizado, y doy el pego los primeros diez segundos. Eso sí, aquí, en este país, es todo caro de narices. Paulo Sousa, el entrenador viola, nos puede hacer padres si se lleva al jugador. ¡Necesitamos que salga gente! No se da por aludido Aderlán Santos, que lanza mensajes de permanencia desde su ciudad natal, donde está de vacaciones. No sería la primera vez que un jugador que no cuenta para el míster le demuestra que vale para quedarse.

Camiseta nueva

Se ha filtrado la camiseta nueva. Al parecer, había una en una tienda€ ¡de Méjico! Un año más, porque este patinazo tiene precedentes. ¿Cómo pueden pasar estas cosas? Con lo serios y herméticos que son todos en este mundo. ¿Quizá es trucha? ¿O el mejor medio de promoción posible? La verdad, ni me va ni me viene. El mejor medio de promoción es hacer un equipo competitivo. Si no, bastante tenemos con renovar el pase. De todos modos, ya que se ha filtrado la foto de la camiseta, se podía haber filtrado bien, no como he visto. Ya seas un intermediario interesado, ya un listo, si sacas la foto, ¡hazla como toca! Es como lo de los OVNIS. Ahora que todos tenemos smartphones, las fotos que se filtran siguen siendo un bodrio. La camiseta en Méjico da para cinco horas y media de Iker Jiménez haciéndose preguntas sin respuesta. ¿Hay otros mundos? ¿Nos vigilan?

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