Del mismo modo que en navidad los niños se pasan los días sumergidos en la ilusión de los regalos venideros y contando las horas para que llegue el día de abrir los paquetes, la pretemporada supone el estado de ilusión equivalente en los adultos. Hay gente que le tiene tiña a esta época o simplemente desconecta, pero yo devoro la información deportiva con mayor interés que en algunos tramos de la temporada. Mantengo la ilusión de un chiquillo con los fichajes de algunos jugadores y tengo intriga por saber de qué juguetes nos vamos a desprender. Pero hasta que no empiece el torneo de Liga no sabré si el regalo mola o es un truño bien envuelto. Los partidos de temporada sólo equivalen a probar el juguete en la tienda. No te puedes hacer idea de cómo va a resultar hasta que no llegue el momento de estrenarlo en casa.

Nani espectáculo

El fichaje de Nani ha ido calando progresivamente en una afición escéptica. Sin duda, el hecho de que se haya convertido en campeón de Europa ha ayudado. Pero a poco que uno tenga cierto interés en seguir las andanzas de algunos clubes europeos de renombre sabrá que Nani fue un ídolo en Manchester. Por si fuera poco, en su primera declaración ha cogido el toro por los cuernos y ha dicho que viene a competir, no a rascarse los abdominales. Uno ve su constitución y puede concluir que tiene un físico privilegiado sometido a la cultura del esfuerzo. Hacer la voltereta esa de sus celebraciones sin riesgo de partirte la crisma no es tan fácil si acumulas un gramo de grasa. Yo, por ejemplo, cuando juego al fútbol en mi liga de goma soy más de levantar los brazos como si volara. Ni siquiera me señalo el número de mi espalda porque corro el riesgo de luxarme el codo.

Au revoir

Otro fichaje interesante es Medrán. Es joven y con proyección, en un puesto clave. Si a eso le sumas que dice que su ídolo es Baraja, apaga y vámonos. Suso tiene las ideas claras y sobre todo se mueve con diligencia y plazos ágiles, lo que facilita fichajes a buen precio. Queda por ver qué hacemos con algunos juguetes con los que ya no apetece jugar y que están en el fondo del cajón de la ilusión. Piatti y Barragán han cumplido su ciclo sobradamente. Uno al Espanyol y otro al Middlesbrough, donde también esperan a Negredo, si se decide. Yo entiendo que lo de la liga china era un negocio enorme para el club y un castigo anímico „aunque imagino que bien pagado„ para un jugador que, por sus circunstancias personales, se querría quedar en Valencia sí o sí. Pero confío en que el futbolista vea viable Inglaterra. Otro que suena a perico es Fuego. Me ilusionan también las bajas. Me alegra saber que los juguetes que teníamos todavía pueden ser la ilusión de otros.

Centrocampistas

André Gomes es harina de otro costal. Lo quiere media Europa. Yo, si pasan por caja, me mentalizo. Eso sí, al modo Paco Roig o Salvo: el que quiera tocar al que queremos que se quede, que pase por caja y apoquine hasta la última peseta. Está claro que si no es este año, será el siguiente. Salvo que al jugador le dé un ataque de amor blanquinegre sin igual, alea jacta est. Otro tema es lo de Parejo. Su crédito está gastado. Su personalidad, su trote, su gesto y algunas decisiones sobre el césped desesperan a gran parte de la masa social. Y sin embargo€ sin embargo sus números dicen otra cosa. Si analizamos sus estadísticas, sus números son positivos. No ya sólo por sus ocho goles, sino por el porcentaje abrumador de acierto en los pases. Si no tiene cabida, ¿quién es el sustituto de garantías y cuánto cuesta?

Romper las líneas

Soy partidario de ver caras nuevas. Creo que todos los grupos necesitan refresco y rotación de caracteres para evitar endogamias insanas en el vestuario. Pero también soy amigo de la prudencia. El centro del campo es el centro de gravedad de un equipo. Los cambios de cabo a rabo impiden que el grupo se asiente y conforme un equipo. Si algo tiene el Barça de los récords es un grupo de jugadores que crecieron juntos jugando y ganando, sobre el que giran las altas y bajas justas. Algo imposible aquí, hoy y ahora, pero a tener en cuenta. Habría, pues, que tratar de evitar la salida de al menos uno de los dos epicentros del juego. Eso sí, ya puestos, que el sustituto del vendido tenga lo más difícil en este mundo: pase al hueco. Hace mucho que no veo a un jugador capaz de romper las líneas del rival. Eso y otro que acierte a meterla es lo que llena un estadio.

Chafón

Lo digo por el chafón esperado de la renovación a la baja de los pases de temporada. Seis mil almas por debajo de lo esperado que, de momento, han dicho que no les apetece seguir. Aún es pronto, queda tiempo, se lo repensarán y en el peor de los casos quizá sólo pierdan el sitio, o bien serán sustituidas por otras almas de nueva generación. Pero no se puede pedir romanticismo a las personas en tiempos de crisis. Sobre todo cuando el romanticismo no es correspondido. Lo único que puede animar el cotarro es comprar regalos buenos, grandes y bonitos para recuperar la ilusión del niño que todos llevamos dentro.

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