Las cosas son cambiantes. Ayer sonríes y hoy te cabreas. Me gusta escribir -no es la primera vez- que nada ni nadie es eterno. Ni las personas, ni los estados, ni los sentimientos, ni las situaciones.

Hace una semana el valencianismo se había subido al carro de la ilusión metiendo más de 10.000 personas en Mestalla en la presentación de Nani. Siete días más tarde la ilusión ha mutado en cabreo tras el traspaso de André Gomes al FC Barcelona.

Leo los resultados de la encuesta realizada por SUPER sobre la venta de Gomes y advierto una abrumadora mayoría en contra -el 75% más o menos-. No ha sentado bien la venta del luso al equipo de Bartomeu.

Incluso tampoco ha ayudado el hecho de que el equipo azulgrana decidiera anunciarlo de manera unilateral ante el silencio de un Valencia CF que prefiere ser más cauto.

¿Y a mi qué me parece? Pues miren, a fuerza de ser impopular, no me parece un mal traspaso. Y digo un mal traspaso que no un mal negocio ateniendo a todas las variables que entran en esta historia.

La primera de ellas es la de un traspaso ineludible. El propietario del futbolista -Mendes- se había propuesto hacer caja con el luso e iba a salir del Valencia sí o sí. No había otra. La segunda es un propietario del club amigo y socio de Mendes lo cual daba toda validez a la primera premisa anteriormente expuesta. El tercer aspecto a valorar es el del dinero. Treinta y cinco millones en cash más quince en variables fácilmente alcanzables. Luego hay otros diez millones con algo más de dificultades de ser cobrados con otras variables. Y aquí me detengo con algo más de detalle. Miren, si ustedes dispusieran de 50-60 millones de Euros para realizar un fichaje ¿se los gastarían en André Gomes? Yo, no. Así de claro.

Además, pongamos que en Barcelona exhibe un nivel que aquí ha apuntado pero que ha dado en cuentagotas. Es un riesgo que hay que correr porque hay que seguir reconstruyendo la plantilla y André puede ser una de las llaves que te permita configurar una nueva plantilla de cara a la temporada siguiente. Esa es la diferencia que refería líneas atrás. Una cosa es un buen traspaso y otra un buen negocio -eso lo certificará el rendimiento que dé André Gomes en el Barcelona y cómo sea capaz el Valencia de gestionar la reconstrucción de su plantilla-. Es lo que se llama un daño colateral. Te va a tocar vender algún jugador de los que se puedan considerar importantes para rematar la reconstrucción del grupo que debe caminar por una senda muy distinta la temporada que viene.

Y para rematar la jugada, tiro de mi impresión personal -rebatible, como todas- André en el Valencia CF ha sido más bonito que bueno. Así que el traspaso no me parece tan negativo.

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