Al menos Soldado lo dijo. A micro abierto. Hace tres años, ya. «Me voy porque no creo en el proyecto». No sentó bien, pero fue coherente. Y a buen seguro está ahora en el Villarreal porque cree en ese proyecto. No hay que ser un lince para ver que el plan blanquinegre no entusiasma ni al murciélago del escudo. Por eso los irregulares se quieren quedar a toda costa y los buenos abandonan el barco que se hunde. La indignación por la derrota del Valencia CF el sábado en Eibar debido a la falta de acierto de la delantera se vio agravada por la presencia de Alcácer en la grada. Si lo van a vender, ¿qué hacía allí? ¿Grupo? Miren, o se va, o se queda. Pero ya. Y si es que se va, ni a los entrenamientos. Si no se permite acceso a tácticas para los periodistas, menos aún para jugadores rivales. Lo demás son romances.

0 de 6

En cuanto al partido, más de lo mismo. Tenemos más posesión, pero los equipos se arman bien y con cada ataque a la contra temblamos más que el flan del chino. El penalti parece que no es penalti con la nueva normativa, pero ¡ay!, por si acaso tú esconde las manos, no vaya a ser que te dé el balón. Hasta el sábado solíamos decir que había dos equipos: del medio hacia atrás un colador, y del medio hacia delante no estaba mal la cosa. Pero este fin de semana el equipo nos dio a todos una lección de homogeneidad. En cuanto a errores no forzados. Y como el que perdona, la paga, aquí estamos, 0 points de 6, como si fuera un set de tenis. Hasta Mendilíbar dijo que no merecieron ganar. El futuro pinta apasionante.

Técnicos

Si a eso le sumamos que en la misma semana nos desprendemos de Alcácer y de Mustafi, apaga y vámonos. La pregunta más relevante es por qué no se deshizo el equipo a la primera de cambio. Si los íbamos a vender, mejor antes de empezar la Liga. También es cierto que dejan una leña en el club, si bien no la podremos gastar toda porque hace falta ahorrar como si fuéramos la reserva federal para hacer frente a la multa de la CE por el tratamiento de favor de determinados políticos, los cuales no sabemos si tendremos la suerte de verlos desfilar para responder de sus decisiones. Esa rueda de molino no le correspondía a Meriton, las cosas sean dichas. Por lo demás, los de Singapur tienen que poner a los técnicos adecuados en los puestos de responsabilidad. Ayala se ha ganado el cielo con la operación Mustafi: lo fichó de ganga y recaudamos una leña. Y entre medias, ha cumplido con creces. Chapeau.

Actitud en el penalti

Por mucho que me digan que el equipo pinta bien, hay un detalle del partido contra el Eibar que me tiene obnubilado. El penalti lo para Ryan. Pero€exactamente igual que contra el Crystal Palace en pretemporada, los defensas se quedan paralizados. Como si Flash Gordon les hubiera lanzado un rayo hipnotizador. Observen la repetición. Esa actitud, ¿no se trabajó en pretemporada? El gol del Eibar es calcado en la concurrencia de penalti, parada, rechace y bajada de brazos de este veranito contra los ingleses. ¿No se advirtió entonces que Wickman campó a sus anchas para recoger el rechace, exactamente igual que Pedro León? El que no corre, no muerde, no sacude, no empuja, no araña, no se mancha€ ¡no gana! ¡A despertarse!

Principiantes

El problema es que los abuelos de Mestalla -y me empiezo a incluir entre ellos, no tanto por edad, que también, sino por horas de silla- hemos visto ese fallo un millón doscientas cuarenta mil veces, ya. Lo malo de que se cambien los proyectos tanto es que, al empezar de cero siempre, se repiten los mismos errores de principiante. En una casa como el Barça estoy seguro de que todo se anota en una libreta vertical, desde el primer equipo hasta benjamines. No se deja nada al azar. Movimientos, desplazamientos, acción a balón parado€ Aquí cambiamos de caras y de ideas tan a menudo que repetimos una y otra vez los mismos patinazos. Lo grave es que lo repita el mismo grupo humano en menos de un mes.

Futuro gris

¿Qué queda ahora? Esperar a ver si fichamos un par de jugadores sin cartel y con suerte da mejor resultado que los que no hemos vendido, y al menos el mismo resultado que los que vendemos. Nos quedamos lo que no necesitamos. Así, difícil conseguir que la felicidad se instaure en nuestra viña. Porque el fútbol debería ser felicidad, alegría, un modo de desahogar nuestras frustraciones. ¡No de crearnos más! Uno se va de casa un rato porque necesita desconectar de los problemas y regresa aún peor. Dice el consejero delegado, Kim Koh, que Garay is coming. ¡Pues a ver si es verdad y coming ya! Que estas cosas hay que hacerlas antes de empezar. De lo contrario, los puntos que perdamos podemos echarlos muy en falta. No es mal fichaje, pero esto no se arregla con un par de nombres. Y encima, ahora parón, que rima con Selección. Al menos ahora no hay excusa y hay que quedarse en casa. Así podremos recuperar las ganas que se nos quitan a cada partido.

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