Quedó absolutamente claro ante el Atlético de Madrid. Los jugadores pusieron ganas, entrega, se vaciaron incluso, pero la diferencia entre ambas escuadras es abismal. Un 0-3 o un 0-4 hubiera sido un resultado más lógico ante un equipo como el de Simeone, que demostró una superioridad aplastante. Y sí, lo malo del asunto, lo realmente peligroso, es que los jugadores del Valencia intentaron agradar a su nuevo jefe y se dejaron la piel en el campo. Pero la piel es insuficiente. O estás medianamente cuajado o haces el ridículo por mucha voluntad que le pongas. Y eso fue el partido. El Valencia puso ganas y el Atlético fútbol. Y sí, claro, el fútbol se impuso con contundencia a las simples ganas.

El nuevo míster

Prandelli tiene faena por delante. Su equipo está mal desarrollado y mal planificado. Y eso, se mire como se mire, va a exigir un trabajo extra al nuevo entrenador para hacer del Valencia una escuadra medianamente acorde a su historia. El Valencia CF de hoy en día, el Valencia CF que vimos dejarse la piel ante el Atlético, es una escuadra desorganizada y carente de lógica. El esfuerzo individual es insuficiente para salir de la crisis. Y sí, el trabajo que tiene por delante Prandelli da incluso hasta miedo. Tu puedes, en un momento determinado, ordenar a tu gente y que juegue al fútbol de una forma más o menos coherente. Pero eso cuesta.Y para eso necesitas más de lo que tienes. Y por ahí yo ya me alineo a favor de Prandelli y de hacer varios fichajes en el mercado de invierno. El equipo es insolidario y carente de elementos. Y ese es un problema grave para andar por la primera división española.

El orden y el caos

Tiene razón Simeone cuando dice que un empate no hubiera sido un resultado para nada justo. Contamos los dos penaltis parados por Alves —el primero no fue ni de casualidad— y el resultado hubiera sido aún más llamativo. El Atlético es un conjunto cuajado que sabe a lo que juega. El Valencia no. El Valencia, sus hombres, sí pusieron toda la carne en el asador para salir adelante, pero eso no le da al Valencia para hacer sombra a un conjunto tan cuajado como el Atlético. Es más, tanto acusaron el esfuerzo los jugadores valencianistas que tres de ellos salieron tocados del envite y no son precisamente tres jugadores normales. Mangala, Nani y Enzo Pérez intentaron acabar el encuentro a duras penas. Uno no lo consiguió, Nani. Los otros dos tiraron de orgullo cuando los músculos les habían abandonado por el esfuerzo constante de perseguir a los jugadores del Atleti por todo el campo.

Lo de Voro

Mención aparte merece el entrenador que dirigió el partido. A Voro le metieron el marrón de ser el técnico ante el Atlético —tres jornadas seguidas... aires de improvisación y de mando insólito e insuficiente— y se quemó a lo bestia en un partido infame. Voro no merecía irse así de nuevo a recuperar su faceta de delegado. El palo fue importante y la sensación más terrible todavía. El Atlético, ese club al que aventajábamos no hace mucho, está a años luz del Valencia de Peter Lim y compañía... y eso se notó en el terreno de jugo. Por mi parte solo me quedo con un par de ideas. Espero que Cesare Prandelli puede enfocar al equipo para que juegue una liga decorosa (más no espero) y que Salvador Gonzáles Voro no quede marcado por el desarraigo. Que ya es bastante.

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