El mercado chino, que lleva unos años siendo uno de los motores del movimiento económico del fútbol mundial, con traspasos y con salarios estratosféricos, ha estado, en las últimas semanas, siendo un hervidero, con fichajes absolutamente desorbitados en cuanto a sus costes.

Así, el fichaje de Oscar por 60 millones de euros o el salario que, al parecer, le han dado a Carlos Tévez, de 38 millones de euros por año (brutos esos sí), no solo han dejado patidifusos a los mentideros del balompié sino también a la propia República Popular China.

Y es que, a pesar del comunismo oficial, existe un laissez faire, laissez passer algo ambiguo de una suerte de capitalismo, no solo en el fútbol sino en la economía china y ello no solo es algo que se ha impuesto sino que ha sido incluso alentado por los mandatarios de aquél país.

Pero, bastante es bastante, como dicen los anglosajones y ya parece que se ha colmado el vaso futbolero con esas dos gotas, o ´gotazas´, si se me permite la anarquía gramatical, de Oscar y Tévez. Por ese "dinero quemado" o esa "inversión irracional" según palabras del mismísimo ministro de deporte chino, que da un mal ejemplo a un país que, se crea o no, tiene una pequeña recesión, tras años de fulgurante crecimiento, la administración ha decidido dar un toque de atención.

El ministerio va a tener que tomar medidas a esa espiral que ha hecho que la liga china, la CSL sea la que más ha gastado, superando a la Premier League, que habitualmente ocupa y copa ese primer lugar.

Los ya citados futbolistas, junto con los Pelle, Hulk o los entrenadores Pellegrini, Villas-Boas, Scolari o Eriksson, ponen los pelos de punta al gobierno y estas recientes palabras no son más que la punta del iceberg.

En efecto, las autoridades deportivo-políticas chinas están incluso pensando en limitar las posibles compras, los sueldos desmesurados e incluso en controlar al propio fútbol, ya que admite que podrían regular que los club es insolventes sean eliminados de la liga.

La espiral de compras parece un "y yo más que tú" entre clubes del inmenso país asiático y la administración tampoco puede dejar que su capital-comunismo pueda ser mal interpretado por sus millones de habitantes y que sea la cabeza visible de una nueva forma política.

Por ello se podría incluso enfrentar a sanciones de la FIFA, ya que cualquier injerencia política en el fútbol está fuera de lugar y debería ser la propia federación la que acometiera esos cambios, con regulaciones y prohibiciones.

Lo importante ahora es ver si se trata de un simple asunto de mercado interno y de intentar calmar las aguas para que parezca que el fútbol está siendo controlado o es más que eso, un profundo cambio de mentalidad.

Sin embargo, lo que ha parecido y las gargantas profundas de aquél país indican, es que el gobierno chino está incitando a que se invierta, porque desea tener a los mejores jugadores, con el fin de atraer más aún al público y a los jóvenes y que, finalmente, China pueda volver a un mundial y, cuanto antes, ganarlo€

Esta idea sería la que subyace en todos estos fichajes de entrenadores y jugadores de máximo renombre y no solo viejas glorias pasadas, sino incluso joyas actuales. ¿Cuánto tardaremos en ver a un jugador del Real Madrid, el Barcelona, el Chelsea o el Bayern irse a un club chino?

No está lejos esta situación, a mi entender, y formaría parte del plan de engrandecer el fútbol chino. Pero, también parece que esa no es la forma de lograr mejorar. Pero, mientras tanto, ellos compran y compran.

En esa vibrante era consumista que no comunista de los amigos chinos, leamos una novela negra de otro misterio, ´El enigma de China´ de Qiu Xialong.

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