El Valencia CF está como un mono sobre el precipicio del descenso, balanceándose colgado del rabo. En este via crucis de disgustos ya queda sólo el decorado. El lunes pasado fue el verdadero día de la resaca post-Prandelli, sin uvas, cambios de ciclo ni liguero rojo bajo la ropa. No había nada que hacer más que volver al curro y asumir que el capitán se había bajado de la nave. Con razón o sin ella, nosotros necesitábamos un capitán de barco como el del Titanic. Pero Prandelli nos hizo un ‘Costa Concordia’. Cayó en el bote salvavidas y llegó a tierra firme. Qué casualidad que le diera el arrebato antes de cambiar el año. Aplicó a rajatabla el ‘año nuevo, vida nueva’. Tenía muchas razones para irse. Pero también alguna para quedarse, ojo. Una de ellas, cambiar sus estadísticas, que eran mediocres. Menos mal que Voro se quedó de director de orquesta. Y ya saben que un auténtico músico toca hasta el final.

Democracia

Cuestión distinta es lo de Suso. El pálpito de la calle indicaba que Prandelli era querido, pero Suso ya no gozaba del apoyo de la masa social. Su planificación deportiva en verano ha pasado factura al club y a él mismo, si bien es cierto que jugaba con cartas marcadas. Pero su crédito parecía amortizado. Venía de Italia y ahora que parecía que estaba cerrando lo de Zaza… ¡Zas! Otra bomba. Dimisión irrevocable. Una cosa (Prandelli) lleva a la otra (Suso). Lo que pasa es que estas cosas, casi mejor todas a la vez. Para no montar el show y salir en los periódicos de medio mundo, principalmente. En cualquier caso, aunque tarde, Suso salva la honra. Y deja claro a los dirigentes en qué consiste este negocio: si el estadio te clama un "vete ya", en democracia el siguiente paso es irse. Porque el fútbol no funciona como una empresa más.

Empresas

Desde lo de los "balances" de la rueda de prensa de Prandelli estoy dándole vueltas al tema. En cualquier negocio, los empleados cumplen sus contratos. En este, a poco que se consigan resultados los jugadores amenazan con largarse si no obtienen mejoras sistemáticamente. Se perdonan faltas de actitud que en otras empresas serían causa de despido objetivo. Y, sobre todo, no hay CEO de ninguna empresa que resista que sesenta mil almas te puedan sacar una pañolada a voz en grito cuando las cosas van mal. No hay ser humano, por mucho que se quiera abstraer, que pueda gestionar fácilmente eso. Porque, insistimos, el fútbol no es una empresa al uso. Layhoon se llevó en la Copa sonora pitada también y tenía cara de póker. No sé qué se esperaba. Su presencia institucional está amortizada. Es una pena, porque nos caía bien. Pero ya no cuela.

Póker

Si al final resulta que somos un vivero de los negocios de cierto representante portugués y se trata todo de mover jugadores con sobrecostes para cambiar fichas, lo siento pero se han equivocado de ciudad. Y si no es el caso, que sepan que desde fuera lo parece. La gente aquí no lo va a consentir, somos de carrasca. Como ellos no saben qué significa esa expresión, esperamos que se informen. Este es un club casi centenario. Y vamos a celebrar ese centenario. ¡Vaya si lo vamos a celebrar! Es más: lo queremos celebrar en Mestalla, que ha sido nuestra casa sempiterna desde el 23, tras Algirós. Este club tiene títulos. Forma parte del póker de ases de los equipos españoles. No sólo es un equipo más. Identifica a gran parte de una ciudad, junto con el Levante. Identifica una forma de vida, de luz, de color, de fiesta, de música, de sonido, de olores.

Bochorno

Es la proyección hacia fuera de un paraíso en la tierra, que es Valencia. Suena muy moñas, lo sé. Pero sólo hay que irse a vivir a otra ciudad para saber lo que te pierdes. Así que más vale que se arremanguen todos. Para salvar la categoría necesitamos concentración máxima y que todos remen a una. Más allá de si viene Zaza o Evra, esto lo tiene que salvar esta plantilla. No queda otra. Venimos de comernos el roscón en la Copa. El Celta nos dio sendos bandazos y a los quince minutos hacíamos agua. La defensa de circunstancias nos dejó con cara de ídem, se pasaron la tarde sacando cubos. Cancelo ya está espiritualmente en el Nou Camp. Enzo se retrató intentando auto-expulsarse. Siqueria, ni tan ‘siquiera’. Santi Mina era la imagen de la impotencia contra sus ex. Un bochorno total. Los niños tenían cara de carbón.

Final

Se salvaron de la quema los jugadores promesas: Carlos Soler y Medrán, principalmente. A mí siempre me ha hecho gracia Bakkali, pero como no le veo jugar más que de revulsivo desconozco su capacidad real. Detalles como el de Fede Cartabia no los queremos volver a ver ni en pintura. Total: que tiraron la Copa por la borda. Eso no puede volver a pasar. Sporting y Granada nos han dejado una autopista este fin de semana. En Pamplona jugamos una final. En condiciones normales, la ganaríamos el 99% de las veces. Salgan al campo pensando que todos los que estamos aquí fuera daríamos lo que fuera por vestir esa camiseta. Y que, si ganan, vamos a estar apoyando como locos. Equipo y afición tienen que ser una piña, por encima de la crisis institucional. Sólo queremos que nos dejen ayudarles. ¡Mestalla no es el enemigo! (Por si acaso, menos mal que nos la jugamos fuera. El mundo al revés.)

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