Andan las aguas revueltas en los aledaños de Mestalla por lo que se considera un proyecto más propio de los inventos del TBO que de un club de élite. Y también existe malestar por la actitud guadianesca de los miembros de la plantilla, que esconden y asoman el talento y la actitud con insistencia. Por lo que respecta a los segundos, tienen los jugadores que entender que en esta tierra se valora la actitud. A la irregularidad estamos más que acostumbrados. A no conseguir los títulos que nos merecemos, también. Pero lo que no se soporta es la falta de entrega. Como ya sabemos que son capaces de actuar como hicieron contra el Madrid, queremos la misma intensidad siempre. Ganemos o no. No es tan difícil.

Críticas

Si hasta el redactor de la web oficial del club coincide en la línea editorial del pueblo, es que algo de razón debe de tener el personal, digo yo. Y los jugadores pueden ofenderse, y exigir explicaciones, sí€ pero también podrían preguntarse qué están haciendo ellos día tras día para que sucedan estas cosas. La crítica, en sí, podría haberse leído en cualquier periódico de tirada nacional. ¿Por qué ese cabreo tan airado, y ese número de las explicaciones a los capitanes? Mejor sería preguntarse: ¿Qué estamos haciendo mal para que nos den hasta en el boletín oficial del club? Un artista (y de algún modo, los futbolistas lo son) que da un espectáculo tiene que saber por qué en las críticas se repiten una serie de comentarios. Y tiene que poner toda la carne en el asador para modificar su espectáculo y dar al público lo que el club contaba en la sinopsis que ofrecía, en el show que el personal ha pagado.

Oportunidades

También los directores del cotarro deben aprender. En el fondo, son los responsables de una plantilla descompensada. Antes del partido, se repartieron pitos fuera del campo, y la gente tuvo excelente actitud y civismo. Hasta un policía dijo que quería uno para solidarizarse. Luego, dentro de la olla, se cantó el: «Peter vete ya» con el mismo ahínco que el pasodoble del Maestro Padilla. De todos modos, leo crónicas negras al respecto del partido del Sporting, y debo decir que a mí tampoco me pareció el desastre absoluto. Los gijonenses muerden y pelean, pero si el eslalon de Orellana hubiera acabado en gol, el resto del partido habría sido un paseo en barca. Entre eso, y que Parejo no pudo redimirse del penalti marrado en Pamplona, cumplimos con la máxima de: «Quien perdona, lo acaba pagando».

Equipo

La segunda parte del equipo me gustó, personalmente. La mascletà desde la plaza del Ayuntamiento hizo las veces de despertador. El problema es que acabamos en un toma y daca del que nos salvó Munir, el criticado, pero el córner final nos puso los arrestos de corbata. Varias cosas no funcionaron. El centro del campo, por ejemplo. Eso es lo más preocupante. Los equipos empiezan a saber cómo desactivar la conexión Orellana-Parejo-Soler. O que Zaza va a aportar intensidad y compromiso, pero le necesitamos para el gol. O que Montoya anduvo gris, y Garay no destaca ni un solo partido, hasta la fecha. O que el mejor, Mangala, sea el autor del error que nos cuesta el gol. O que Cancelo es la sombra de él mismo en la primera vuelta. O que Bakkali no puede ser el revulsivo eterno. En definitiva, que el equipo no va.

Excursión

Sacamos un punto, al menos, como dice Munir. Hay quien critica que ese sea el nivel de exigencia. Yo no pienso así, creo que el jugador fue honrado, y desde luego pudo ser peor. Pero se notó la tensión en la rueda de prensa, con Voro otorgándole a las respuestas un tono más defensivo. Con estos mimbres y metidos en esta fiesta, nos vamos la manta al coll i el cabasset al Nou Camp, en pleno incendio fallero. Como dijo Benítez, «nos quedan dos meses de aguantarnos». Solo que esta vez es peor. Estamos a +11 del descenso, a -10 de la salvación segura, en tierra de nadie y con más de media vuelta. No es que la temporada se les haga larga a los jugadores. Es que se nos está haciendo eterna a los demás. Y da mucha pena, porque los años pasan, las generaciones también, y en cuanto te das cuenta el tiempo ha volado y unimos lustros con cemento armado sin tocar la gloria.

Jekyll & Hyde

¿Qué Valencia encontraremos? ¿El del Madrid apoteósico, o el del Atlético mediocre? ¿El de la calidad y el compromiso, o el equipo que lucha, y lucha, y no para de luchar, igual que un niño con flotador agita las manos, pero no logra avanzar? ¿El doctor Jekyll o míster Hyde? Ante Messi y los suyos, lo que hay que hacer es estar concentrados, juntar las líneas, hacer las coberturas a la perfección y, esta vez, aprovechar las contras. Jugaremos, además, en horario privilegiado, en el de los protagonistas. Aprovechemos que nos ve todo el mundo para dar una imagen digna. Enseñemos las garras, demos alegría a la Liga, cambiemos el destino de los demás, ya que tenemos el nuestro maniatado. Demos espectáculo. Del bueno, no del malo. Estos son los partidos por los que merecen la pena todos los males. ¡Amunt!

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