La convocatoria mañana de Lopetegui para los partidos ante Israel y Francia puede deparar la primera convocatoria con la selección nacional absoluta de Vicente Iborra. Ojalá. Sería, sin duda, una alegría enorme y un acto de justicia para un jugador que ha vuelto a ser el de sus inicios en el Levante moviéndose por detrás de los puntas. Pese a no ser un titular indiscutible en el Sevilla, Iborra se encuentra en un momento muy dulce. Gracias a su carisma, como capitán ha superado definitivamente, y de qué manera, los problemas de adaptación que tuvo al principio a las órdenes de Emery siendo pivote. Sin embargo, a lo largo de su carrera ha habido otras oportunidades en las que también se habría merecido jugar con La Roja. Más allá de consideraciones de otro orden, posiblemente si todavía no ha jugado con España es en buena parte a su posición. Su perfil está claro que no es el de Sergio Busquets, mientras que en su actual demarcación la competencia es brutal. A su favor pesa, eso sí, una enorme trayectoria, de años y con títulos.

Acierto

El handicap del estilo de Iborra es precisamente el que no tiene otro de los candidatos de Lopetegui, también un ex del Levante: Roque Mesa. Pese a que la selección ya no va a girar tanto como antes alrededor del balón, el centrocampista del Las Palmas es un seguro de vida en el juego de posesión. Un futbolista que se deja ver, que aporta soluciones al que tiene el balón y que tiene un elevadísimo porcentaje de acierto en el pase, en buena medida porque no arriesga. En distintas facetas Roque, aunque difícil que de titular, tendría encuadre. Su trayectoria es muy positiva.

Trayectoria

El que lo tiene más complicado, a mi entender, es otro viejo conocido de la afición valenciana como Viera. Su convocatoria podría ser predecible como premio a su estado de forma, pero si Lopetegui mantiene como criterio el de valorar la trayectoria completa de un jugador, al canario le va a pesar el peaje de haber estado antes en varios equipos y pasar casi desapercibido. Tanto Iborra como Roque Mesa, en cambio, tienen a favor una continuidad que acredita su solvencia.

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