S í, soy un tipo sentido y reconozco que se me pusieron los pelos de punta y los ojos llorosos varias veces en el Ciutat. ¿Para qué negarlo? Me emocioné por el ascenso como cualquier otro levantinista, pero también porque este equipo me ha tocado personalmente la fibra y me ha ayudado a quitarme un peso de encima. El que llevaba a cuestas desde hace un año, cuando me retiré con el descenso del equipo de mi infancia a cuestas. Aquella herida por fin está cerrada, y ahora toca disfrutar del éxito. En lo que a mí respecta, esto me ha recordado aquellos maravillosos momentos que viví en primera persona en 2010, y que ahora contemplo desde la barrera con una mezcla de envidia sana y felicidad absoluta.

Como uno más

Aunque he jugado con bastantes de ellos, me quedo con el trato del resto de jugadores y técnicos en los últimos meses. Ya sea porque todavía llevo a un futbolista dentro de mí, o por el sentimiento de culpa del que hablaba antes, me he pasado varias veces por los entrenamientos o alguna que otra comida esta temporada y me he llevado una gratísima sorpresa. Todos me han tratado como uno más. Y cuando digo todos, no me refiero solo a los que considero mis amigos.

Humanamente de ´10´

En estas visitas que he hecho al grupo he comprobado que es una verdadera familia. Humanamente, inmejorable. Ese es el principal paralelismo entre este ascenso y el de hace siete años; y la clave de este éxito. Está claro que este Levante tenía muchas posibilidades económicas y deportivas que el de entonces, pero la dificultad también era mucho, y la alegría por haber subido igual de grande. Afortunadamente, solo ha sido ´un añito en el infierno´.

Me alegro por Víctor

Puede que mi ´hermano´ Pedro no me lo perdone, pero más que por él me alegro en este caso es por otro buen amigo como Víctor Casadesús. Ha aportado más de lo que parece sobre el campo, y todavía más fuera. Lo ha pasado mal durante muchos meses, y a pesar de eso no ha generado ningún problema y además rechazó varias ofertas en invierno para poder subir con el Levante. No sé si seguirá o no, pero si por mi fuera lo renovaba ya mismo.

Te entiendo, Muñiz

Cuando oí al míster decir en la rueda de prensa del jueves que había cosas de su ascenso con el Málaga que no recordaba, me di cuenta que a mí también me pasa lo mismo con el de 2010. Aquel lo viví tan intensamente que ni siquiera sabría decir dónde cenamos después de ganar al Castellón. El año de Preciado me pilló jugando todavía en el Celta, y el de 2006 en Ajax, así que se puede decir que fue mi primera celebración de un ascenso como levantinista. A no ser que se me haya olvidado también alguno que otro de pequeño de Segunda B a Segunda, claro.

El futuro es granota

Sé que será difícil, pero con el Levante de nuevo en Primera, soñar es gratis. El mejor día de mi carrera fue cuándo nos clasificamos para Europa, y me gustaría revivirlo en unos años desde la grada.

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