Este fin de semana pasado tenía planeado irme a Praga a jugar con mis amigos un campeonato de fútbol amateur de veteranos (o más bien debería decir de encurtidos), pero por motivos laborales me fue imposible disfrutar de tan magno plan, así que me quedé en Madrid, leyendo las andanzas de mi equipo de colegas (oh, WhatsApp cruel). El partido contra el Madrid era a la hora de la siesta, y azarosamente conseguí hacerme con un pase del Bernabéu, así que me dije: "¡Me lo merezco!". Luego pensé en Michel contra Corea del Sur y se me cortó el rollo. Acto seguido pensé en Corea del Norte, y de ahí salté a Trump, de ahí al Trío de las Azores, y un poco más y no salgo de casa. Pero al final, le eché valor y me inserté en el Vietcong, detrás del cogote de Voro, a la derecha, disfrazado de elemento subversivo.

Coctelera

El ambiente era el de las grandes ocasiones. Al fin y al cabo, el Madrid se estaba jugando la Liga. Ese era el partido: la Liga contra la Honra. Aderezado con lluvia y fresquito. Como una noche ´liverpuliense´. Ni que decir tiene, que ganaron los que defendían la primera opción. Por supuesto, hubo tiempo para todo. Para la contención, para la injusticia, para la ocasión, para la épica y para el chasco. Así es nuestro club. Una coctelera de pequeñas emociones en la que casi nunca sale el combinado de la victoria. Hay quien dice que estuvimos bien plantados y nos marcó primero el Madrid por efectividad. Bueno, la eficiencia es una característica de los grandes equipos del mundo, cierto. Pero también es cierto que estábamos agazapados, muy detrás, como los gatos que huelen al perro y erizan el lomo, pero se quedan pegados al asfalto.

Patata caliente

Los minutos pasaban sin apenas cruzar el centro del campo. Y, cuando lo hacíamos, era a tropezones y con precipitación. En la primera parte, ellos mordían más. De hecho, Carvajal centró a Cristiano a la vieja usanza, y éste remató tan cómodo que le dio tiempo a sonreír para la foto del diario. Los defensas se quedaron mirando en 3D. El partido se ponía cuesta arriba. A nivel de colocación de líneas y sin tener en cuenta el balón, no hay nada que decir (para mal, me refiero). Las líneas estaban donde tenían que estar. El problema es que las contras nos salían al revés. O sea, eran recontras. La pelota era una patata caliente. A pesar de ello, el Valencia aguantó y estuvo muy serio. En realidad, ninguno de los dos equipos apretó a morir. Lo que pasa es que lo de ellos se entiende porque se juegan la Champions el martes. Pero nosotros a esa hora tenemos pedicura.

Tranquilo, Nani

La realidad es que jugábamos mermados. En concreto, desconocemos dónde estaba Orellana, pero al césped no compareció. Fue su cara B. No tendría mucha importancia si no fuera porque a priori era el agente más importante de la misión, con licencia para marcar. Desde la grada, a Nani se le percibía ´cansao´, sin chispa. Normal, si lleva media temporada fuera de juego (en sentido figurado). De hecho, fue uno de los sustituidos. Debo decir que hubo cierto ´cashondeito´ a mi alrededor cuando salió dando un paseo por la pradera, como si fuéramos ganando, cuando aún íbamos perdiendo. Un sujeto madridista a mi lado le decía: "¡Tú, tranquilo, que vamos ganando!". El comentario lo dice todo.

Yo contra Vosotros

El espectador se pierde información, pero intuye cosas. Si la razón por la que salió tan campante fue para mostrar su desacuerdo con la decisión del míster, eso es lo que no queremos aquí: el cada uno a la suya, en vez de pensar en el equipo. El mal del fútbol es el yo por delante del nosotros. Y lo grave es que el mismo jugador demandaba cambios de muchos tipos en una entrevista en un diario de tirada nacional el día del partido. Nos pedía cambios hasta a la afición. A la afición, en cambio, no nos van esas actitudes. Tampoco nos va que nos piten un penalti en contra por decreto-ley. Lo de Parejo y Marcelo fue aún más vergonzante que el ushiro nage de Marchena a Raúl. Pero estamos tan desmotivados que protestamos entre poco y nada. Está visto que al final sólo funciona el pataleo institucional, alguien que haga el papel de ´poli´ malo ante medios y organismos, y llame al pan, pan y al vino, vino.

Parejo rules

Mención aparte para Parejo. Hizo una falta arriesgada con tarjeta al principio (la yerba estaba húmeda, pareció peor de lo que fue) y luego tuvo un porcentaje de acierto del 90% en los pases, y golazo incluido, Baggio style, que ya sabía que lo iba a marcar al coger la carrerilla. Un partidazo, a pesar de que su trote y su actitud de ´pecho frío´ puedan dar la imagen contraria, a veces. Junto con Soler, los más destacables. Munir no tuvo su día, y Mina quedó retratado en varios sprint. Y, aunque dé rabia decirlo, el Madrid recuperó el botín cuando quiso apretar. ¿Por qué no somos capaces de defender en cinco minutos tanto esfuerzo?¡Y leo noticias de que estamos en venta! La institución es una coctelera. Definitivamente, y como diría James Bond, "mezclado, pero no agitado", por favor.

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