Su nombre, Mateu Alemany, nos suena a fútbol. Parecerá de perogrullo, pero el detalle empieza ya siendo importante. Un ejecutivo especializado que regresa a la palestra seis años después y que lo hace, pese a su dilatada ausencia, conservando un buen cartel. Sobre su capacidad de gestión, desde luego, no hay dudas. Sí que las hay, en cambio, respecto a cómo encajará en el actual modelo del Valencia CF. ¿Agilizará Lim los procesos más rutinarios y estará en contacto diario y directo con él? Por mi experiencia profesional, ahí es donde está la clave. Es más, estoy convencido de que en lo primero la respuesta será afirmativa. En lo segundo ya veremos. Con un director general como Alemany las cosas van a ser mucho más fáciles también en el día a día para la presidenta. El club ganará en agilidad, tendrá mejor cintura para capear los momentos de crisis y será resolutivo. Se trata, sin duda, de un muy buen referente para dar la cara.

Realidad y expectativa

La situación ideal es una. Pero la realidad de Lim, está claro, es otra. Por sus negocios y los múltiples frentes que el dueño tiene abiertos es altamente improbable que reporten de continuo. Como experto en la gestión de un club de fútbol y una Ciudad Deportiva, Alemany va a tener capacidad de decisión en la rutina. Poder para hacer las cosas sin necesidad, por dejarlo claro, de estar pidiendo permiso para todo. Sin embargo, hay que esperar acontecimientos en momentos de posibles roces. Y, especialmente, comprobar cómo encaja en el puzle la pieza de un ejecutivo de ese perfil con la última palabra del dueño en los grandes temas que afectan al rumbo de la entidad. Más concretamente, las compras y ventas de jugadores.

Éxitos y lunares

Alemany, que en su época era por cierto un gestor muy del agrado de Villarroel, tiene un caché poderoso. En su curriculum figuran importantes éxitos y, como nos ocurre a todos los profesionales del fútbol, también lunares y fracasos. Con él el Mallorca hizo primero historia y entró después en ley concursal. Pero también Monchi, posiblemente el más reputado de los directores deportivos, descendió a Segunda División con el Sevilla. Lo importante no es eso sino comprobar, por un lado, cuánto respaldo obtiene de Lim y, por otro, hasta qué punto el orden de los factores alterará el producto.

Cargos y objetivos

El Valencia, en un intervalo de pocas semanas, ha invertido el orden y fichado a un director deportivo que está formando una secretaría técnica antes que a un director general. Lo natural, lo más lógico, habría sido hacerlo al contrario. Sobre todo teniendo en cuenta que en su presentación oficial Alemany habló sin tapujos de objetivos deportivos al declarar que lo que quiere es "ganar". Mateu es un hombre de personalidad, pero el Valencia responde hoy a un modelo distinto de club en el que las cuentas se rinden no ante los socios sino ante el dueño.

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