La operación portería se ha puesto en marcha, y hemos empezado desmontando la paraeta por el jugador más vendible de los tres. Ryan quería jugar, es más: exigía jugar. Pero claro, entre que a la afición las exigencias no la estimulan para bien, y que sus números eran más bien tirando a discretos, al final el que se larga es él. A Brighton. Esperemos que a jugar, que es lo que quería. ¿Es mal portero? No. ¿Tiene buenos números? Tampoco. Pues nada, para eso Marcelino se trae a su Aréola, y arreglao. Al fin y al cabo, el más sencillo de vender de los tres es el portero titular de la Selección Australiana. Claro que también hay que pensar en que antes de que venga nadie tendrá que salir Alves. Y a mí, después de todo este movimiento, lo que me daría la vida sería ver a Jaume de titular.

Marcelino cercano

Hay en VLCPlay una entrevista del Marcelino más cercano, que habla con parsimonia y relajadamente de sus inicios, de sus gustos, y que remata diciendo que su ilusión es ganar un título. Me congratula, y hace que me abra una cervecita a la salud de la onomástica de esta semana: hace nada menos que dieciocho años desde el 6-0 que le endosamos al Madrid en casa, en semifinales de Copa. Recuerdo cada momento de aquel partido, y recuerdo también el desplazamiento a Sevilla para ganar esa Copa en La Cartuja. Los colegas compramos un jamón y nos pusimos a repartir en el parque de María Luisa al primero que pasaba. Luego llegó la maravilla de Mendieta, el doblete del Piojo. En aquel partido no sólo lloramos los aficionados. Lo hacían los propios jugadores al abrazarse en cada gol.

Universal

Volviendo a la cruda realidad, detectamos que la obsesión por el trabajo de Marcelino y su equipo es manifiesta, así que el aficionado espera tranquilo sus vacaciones de verano, porque si algo sabe es que los jugadores van a ser los que más suden de toda la Comunitat. Bueno, no será del todo así, porque la temporada comienza en Francia y seguirá luego en Canadá, entre otros destinos. Aquí les esperaremos el aficionado medio sin presupuesto para salidas veraniegas. Creo que irán a orillas del lago Leman. Allí tengo buenos recuerdos, pero no futbolísticos: al borde de la orilla de aquel lago, a los trece años, di mi primer beso, en el viaje de fin de curso de EGB. También hemos abierto una academia en Miami, y el 24 de julio celebramos un amistoso en Cincinatti. No hay duda de que el concepto de expansión está subrayado en rojo en la agenda del club. Mientras no lo confundamos con el de dispersión, todo va bien.

Filial

De filial para abajo, todo parece ir como miel sobre hojuelas. Los de Curro Torres dándolo todo en unos play-offs que demuestran que la cantera está cuidada (y que obliga a no desatenderla, pase lo que pase con la llegada de nueva gente al club). La marca, definitivamente, está en expansión. El problema está arriba, en la primera plantilla. Ausentes los jugadores, el mercado está en marcha pero nosotros vamos al ralentí, porque no tenemos titos, y aunque el máximo accionista pusiera de su parte, que no parece que vaya a ser el caso, ello no resolvería el tapón de jugadores de los que no nos podemos librar. Nos queda ser super-diligentes en el apartado de cesiones y coger a jugadores espectaculares sin sitio en sus megaclubes. Sólo podemos mirar como el Madrid vende a Morata al Manchester por 75 millones de euros, como el tonto del pueblo sentado en el banco de las afueras ve pasar a las turistas con mochila.

Amigos

Y mientras tanto, a la espera de la renovación de pases el que lo tenga y del comienzo de la pre-temporada en general, los aficionados también tenemos que hacer ´marca´. Hacer marca no sólo depende de tener buenos patrocinios y vender camisetas, sino de llevarlas puestas. Los sectores hacen fuerza y exhiben unión, como el Sector 5 con más de mil doscientos valencianistas de dieciséis peñas, o los ciento ochenta peñistas del Sector 11. Mi colla de amigos del barrio, que llevamos juntos desde que éramos críos, y que vamos juntos al campo sin fallar ni un solo año desde que cumplimos dieciocho (alguno ya iba antes con sus padres) nos reunimos el sábado por la noche para cenar. Y con el jiji, jajá, al final, tras contarnos nuestros problemas del día a día y hacer chequeo de las cuestiones sentimentales, acabó dominando el debate lo que más nos preocupa: nuestro equipo.

Camisetas

Es curioso, pero el Valencia CF es el factor de unión de un grupo humano que llevamos juntos desde ni se sabe, a la antigua usanza, como en los pueblos. Daba igual a qué cole fuéramos, daba igual lo que estudiara cada uno, da igual a qué nos dediquemos. Somos colegas de barrio, de fútbol de calle a los pies de Mestalla, de correrías por el distrito 10. Y, excepto uno, que es del Barça (en todas las familias hay un bala) todos vamos juntos a Mestalla, y antes de tener edad ya veíamos los partidos desde los tejados de las fincas aledañas. Es momento de exhibir orgullo. Yo, por ejemplo, en Madrid, cuando hago footing (que no running) salgo con mi camiseta blanquinegra oficial. Y ayer, domingo, me fui a la playita de Benicàssim con una retro flipante de Matador Kempes. Cuando no hay faena ni motivo, ¡Amunt! Més que mai.

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