Cinco jornadas son pocas para sacar conclusiones, pero nadie nos puede negar la ilusión. Hacía tiempo que los valencianistas no nos sentíamos así, con esta sonrisa permanente. No hay más que fijarse en las celebraciones de los goles. Me encanta poner en pausa el video en el momento en que la realización televisiva apunta a la piña de jugadores del Valencia abrazados. En ese instante de felicidad colectiva, me llaman la atención los rostros de los aficionados que, en un segundo plano, celebran de forma desbocada el gol que segundos antes acaba de marcar su Valencia. Son caras de felicidad total, ojos que irradian un brillo que hace meses no se veía, abrazos eternos con el aficionado o la aficionada que tiene el pase al lado, una euforia desbocada que los valencianistas necesitaban volver a sentir. A ver quién frena eso.

Optimismo

Que el portero haya salvado ya puntos, que el equipo sea solvente en defensa, que el centro del campo esté equilibrado y que todos los delanteros hayan visto ya portería son datos objetivos que invitan al optimismo. Es lógico que Marcelino pida prudencia y advierta que no piensa sacar pecho por nada. Es su papel. Pero si cuando el equipo generó -a algunos- unas mínimas dudas por enlazar tres empates -dos de ellos contra finalistas recientes de Champions- y por evidenciar problemas de definición, Marcelino estaba la mar de tranquilo, seguro hoy que el asturiano es uno de los tíos más felices y orgullosos del mundo.

Gestión

Es admirable cómo Marcelino ha gestionado el asunto Zaza. Los que estuvimos en el Ciutat de Valencia pudimos comprobar in situ cómo el delantero tensó la cuerda más de la cuenta. El compañero de Superdeporte Pablo Leiva y comentarista de la 97.7 Radio, tipo listo, echó de menos a Zaza en el calentamiento de suplentes. En la radio encendimos las alarmas. ¿Dónde estaba el italiano? Andreu Alberola, otro ratolí de la información de este periódico, se puso manos a la obra. Había tema.

Zaza apareció en el banquillo al empezar el partido. Se había ausentado del calentamiento por decisión propia, para Marcelino, la presencia en el rondo de suplentes es voluntaria. Había preferido la soledad del vestuario para concentrarse. Raro. Pero cuando llegó el momento de saltar a calentar en el transcurso de la segunda parte, Zaza estuvo más pendiente de Marcelino que de los ejercicios en sí. Miradas de reojo al asturiano, miradas al videomarcador… El delantero estaba ansioso por saltar al campo y, pese a su actitud, Marcelino le dio los minutos finales.

El entrenador ya estaba empezando a gestionar el marrón. Luego vendría el ‘palo’ en sala de prensa al delantero, el efímero mensaje de la novia de Zaza en Instagram y la explicación de Marcelino en la previa ante el Málaga: "Aquí no ha pasado nada. Nos llevamos fenomenal". La consecuencia de todo fue la titularidad de Zaza y el hat-trick. Chapeau. Marcelino ha demostrado en este asunto cómo convertir un problema en un revulsivo. Eso sí, hay que tener arte para hacerlo. Seguro que otro entrenador, aplicando el mismo método, habría hecho más grande el incendio. Y no quiero dar nombres.

Neto

La portería siempre se mira con lupa en cualquier equipo, pero en el Valencia especialmente. Quizá por los grandes porteros que históricamente ha tenido el club en sus filas. La llegada de Neto levantó incertidumbre pero Marcelino se ha encargado de convertirlo en titularísimo en cinco partidos. He leído muchas críticas hacia el brasileño porque no transmite seguridad, porque no bloca de primeras, por el gol de falta en el Bernabéu... Yo, en cambio, prefiero quedarme con sus paradas. Ha salvado puntos. Dos contra los equipos madrileños y quién sabe si alguno más ante el Málaga con el 1-0 en el marcador. Creo que es muy pronto para cuestionar la validez de Neto. Viene de un largo periodo de suplencia y en un mes ha demostrado que puede convertirse en un seguro de vida bajo palos. Yo soy de Neto. ¿Y tú?

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