Dijo Marcelino García Toral el pasado sábado después de ganarle al Leganés que el parón de la Liga le iba a venir muy bien al equipo para recuperar a futbolistas tocados y descansar. No le faltaba razón al asturiano, porque después del brillante inicio liguero viene ahora el tramo de competición en el que el equipo tendrá que asentar todo lo conseguido para poder dejar encarrilada una posición Champions que la entidad necesita como el comer. Desde el club, son reacios a hablar de un objetivo públicamente, porque no quieren cargar con esa mochila de presión pero eso no evita que ellos, ahí dentro, sepan perfectamente que todo lo que no sea jugar la máxima competición europoea significará un drama económico para el club. Y de eso, de lo económico, ha llegado el momento de hablar y de hacerlo sin paños calientes porque el próximo viernes se celebrará la junta general de accionistas y ese es el lugar y el momento para explicarle a los accionistas, abonados y aficionados cuál es la realidad.

Situación delicada

Entiendo que para el aficionado ahora mismo lo importante es disfrutar de su equipo, de Guedes, de Zaza, de Kondogbia, Murillo, Paulista, o de los Soler, Lato, Gil, etc. El fútbol se mueve por la ilusión de sus aficionados y ahora el valencianismo sueña con ser una alternativa real a pelear la Liga pese a que se trata de algo casi imposible. Sin embargo, la situación financiera del club es delicada, es preocupante y merece que los aficionados sepan cómo está y cuáles son las soluciones en las que trabaja el club para poder dar continuidad a este proyecto deportivo. Disfrutar del estado actual del equipo no debe estar reñido con saber que el club ha presupuestado para el actual ejercicio 45 millones de euros por venta de jugadores para poder cuadrar el presupuesto. Sí, 45 millones de euros en ventas para poder cuadrar el presupuesto de la temporada actual, esta de la que tanto se está disfrutando. Es evidente que el club se la ha jugado económicamente para tener un buen equipo y poder jugar Champions, pero no es menos evidente que habrá que vender muy bien antes del 30 de junio para no entrar en una espiral de pérdidas millonarias que llevarían a la entidad a una situación crítica.

En los dos últimos ejercicios, el club ha dado perdidas altísimas por dos problemas heredados, Porxinos y sanción de Bruselas, y si en los próximos seis meses no se vende por valor de 45 millones se sumarán perdidas cercanas a los 90 millones de euros en apenas tres cursos. Esos, aunque sean de problemas heredados llevarán la firma de la gestión Meriton y ya no quedará nada de aquel cartel de brillantes gestores con el que llegaron los asiáticos. En una sociedad anónima deportiva lo económico siempre va ligado a lo deportivo, para lo bueno y para lo malo, y ahora se empieza a apreciar con más nitidez el absoluto desastre en el que convirtieron el club Lim y Layhoon. Las dos temporadas de fracasos deportivos, excesos en fichajes nefastos, despidos de directores deportivos, entrenadores y demás, no van a salir gratis al club y ahora hace que todavía sea más complicado levantarse.

50 millones

Lo que han conseguido Marcelino y Mateu en poco tiempo tiene un valor incalculable para el club porque si se juega Champions en la caja de la entidad entrarán el próximo curso unos 50 millones de euros que ahora no se tienen. Ahora bien, eso no debe tapar que el club tiene un déficit importante en sus cuentas y que tendrá que cubrirlo. A la junta, los accionistas deben ir a mucho más que comerse el bocadillo al que el club les invita y deben preguntarle al consejo de administración cuál es el plan para cubrir las pérdidas. Si todo se fía a entrar en Champions o vender jugadores o si el máximo accionista tiene previsto invertir más dinero en el club. Si hay de verdad un plan económico para poder acabar el nuevo estadio y por qué supuestamente no interesa buscar un operador. Qué tiempos maneja el club para saber si habrá que pagarle a Bruselas. Si lo de Porxinos tiene solución, si hay interés real de hacer algo en Riba-roja o si el plan es alargar todo para pagar cuanto más tarde posible a los bancos.

La ola Marcelino

En definitiva, me gustaría que la ilusión que a todos nos envuelve ahora mismo no sirviera para embriagarnos sin motivo y dejar de hacer un examen concienzudo de la situación de los números, porque entonces estaremos incurriendo de nuevo en los errores que llevaron al club a la bancarrota y a la venta. El césped es lo que ilusiona pero los números son los que sustentan el césped porque son los que permiten comprar o no a Kondogbia a final de temporada. Es posible que este artículo no le haya convencido o que haya dejado de leerlo a mitad por no ser tan bonito como los goles de Guedes. Sin embargo, eso no hará que desaparezcan los problemas económicos que tiene el club. Durante muchos años nadie se preocupó de los números y todo valía para generar ilusión. Al final, el globo se pinchó y el club estuvo a punto de desaparecer. Ahora, es momento de aprovechar la ola deportiva del equipo de Marcelino para poner las bases y asentar de una vez económicamente a la entidad. Por una vez, seamos responsables.