Tenemos a Mateu Alemany, y eso vale oro. Entre otras cosas, porque gracias a él está Marcelino viento en popa a toda vela. Y llevamos sólo once jornadas, así que tampoco es para lanzar las campanas al vuelo. Reconozco que la primera vez que leí lo de «socios verdaderos» y «socios falsos» me pareció, al menos, ocurrente. Ni siquiera sabía a qué venía, pero a primera vista me pareció original posicionar las conveniencias del orador en función de la autenticidad. ¿Qué es ser auténtico y qué no? Es un buen punto de partida... si hay un buen desarrollo, claro. La segunda vez que lo leí, me pareció que era curioso, solamente. A la enésima vez que vi que se utilizaba el término, me di cuenta de que lo decía en serio. Y a esas alturas, como destinatario del mensaje, ya me rebotaba. Porque, aunque se señale a los ´malos´ como si fuera una peli de vaqueros, la pregunta es para qué.

Marketing

En marketing, una idea ocurrente se te puede volver en contra, si la usas hasta la saciedad. Como un anuncio repetido hasta dos y tres veces en el mismo corte publicitario. Porque, a partir de un límite, cuanto más repites una idea, peor entra. Más allá de la veracidad de los argumentos, en la que no voy a entrar, porque como aficionado hay millones de detalles que se me escapan, la pregunta es por qué ahora. Cuando mejor van las cosas. Cuando el equipo va como un cohete. ¿Qué gana el Valencia CF con este comunicado? No me refiero a la sociedad gestora. Me refiero al club. A la afición. ¿De qué sirve? De momento, puede que allende la terreta algunos se den un festín a costa nuestra en prime time de madrugada. Como aficionado, no me hace falta que me recuerden todos los días todas las cosas que hicieron mal. ¡Claro que se hicieron! Si no, no estarían los de ahora, seguirían los de antes.

Silenzio stampa

El comunicado contradice el lema universal Toujours en avant. Y, si bien parte de la romántica premisa de que «el sentimiento no salvó a este club, fue dinero contante y sonante», hay que recordar que se han hecho auténticas metidas de gamba en los últimos tiempos, hasta que se ha encontrado la fórmula. La prohibición de acceso a la prensa tampoco calmará las aguas. ¡Qué miedo parecen tener a la crítica los poderosos, en Oriente y Occidente! ¡Y qué necesaria es la pelota! Siempre digo que los parones de deporte son fatales para las corbatas. En teatro, hay un dicho que reza: «Pausa larga, actor que habla». Aquí, todos estamos deseando que pase la semana lo más rápido posible, para que hablen las botas de fútbol.

Bohemia

La gota fría no llega, vivimos un estado de otoño permanente, nos aburrimos y no hay excusa para no ir a comer a casa de la suegra. Como mucho, nos queda ver a Guedes con Portugal. Haciendo de 7 (ningún número pertenece de por vida a un jugador en el soccer, todavía, aunque a todo llegaremos), se puso manos a la obra y demostró que está de dulce. Esa, y no otra, es la cuestión que al aficionado le importa: si se va a quedar. Que hagamos ese esfuerzo por convencer al jugador, que está feliz, y por pagar lo que vale. Si los cracks están de paso, todo esto será como ´Luces de bohemia´, de Valle-Inclán. Lo mismo podríamos decir de Andreas. Parece que no irá al United, de momento.

Italia

Otro que nos interesa que regrese como la seda es Zaza. Afortunadamente para nosotros, se quedó fuera en la repesca de Italia. No tanto para los azzurri, que están al borde de la catástrofe. Para los amantes del fútbol táctico como yo, una desgracia. Y encima para los de mi generación, que les vimos ganar en España 82´, cuando éramos niños y sensibles a la belleza y a las emociones. Para muchos de nosotros, Italia es nuestra segunda squadra internacional, y no Brasil. Nada me hacía más ilusión que que la azzurra se librara del sufrimiento gracias a mi delantero. Pero, por encima de eso, la rodilla de Zaza es el asunto que más me preocupa, al nivel de Trump o al Procés. Así que les deseamos en la vuelta la suerte que no tuvieron en la ida, pero ahora mismo sólo me preocupa llegar a final de mes. O sea, al Barça.

Marcelino

Marcelino se lleva al equipo a jugar al pádel y de comilona. Es maravilloso ver cómo cuando un grupo de personas entra en una dinámica, sea positiva o negativa, la inercia del éxito o el fracaso, según el caso, gira en la rueda sin que ninguna fuerza exterior pueda frenarla fácilmente. Marcelino los tiene en un puño, porque sabe sacar rendimiento y hacer a todos sentirse importantes. En un equipo, cada uno tiene una misión. Y, tenga más o menos minutos, esa persona se tiene que ir a casa sintiéndose útil para la causa e imprescindible en un esquema en el que, paradójicamente, nadie debería serlo. Se llama inteligencia emocional. Cuanto más la usas, menos trending topic eres. Es de cajón.

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