Simone Zaza no tiene nada que ver con Lubo Penev, pero nada es nada. Pese a que el italiano también juega con el nueve y esta temporada ha batido récords goleadores con sus seis jornadas seguidas viendo puerta les aseguro que no tiene nada que ver con Penev. Y no hablo del nivel deportivo, que a día de hoy Zaza todavía tiene que marcar muchos goles para alcanzar los números del búlgaro, hablo del nivel de compromiso que uno y otro han demostrado en las últimas semanas con la entidad.
El italiano y la rodilla
Mientras el italiano lleva semanas jugando con una rotura parcial del menisco externo, pidiéndole al cuerpo médico forzar para jugar y poniendo en riesgo su rodilla para el resto de sus días, el búlgaro ha agradecido la gran oportunidad de su vida dejando en la estacada al club, a su segundo y dejando muy pocos amigos en la ciudad deportiva de Paterna. Los que me conocen saben de la admiración que le profeso a Lubo. Fue mi primer ídolo y durante muchos años, muchos después de que se marchara, tuve colgado un póster suyo en mi habitación con el título ¡Lubo, Lubo! Sin embargo, ello no me impide contarles que estas semanas se me ha caído un mito.
El póster de Penev
Le pienso recordar siempre por el futbolista que fue y por mi niñez, pero su comportamiento estos meses ha dejado mucho que desear. No ser capaz de decirle a su segundo entrenador, valenciano y valencianista, que se presentaba a las elecciones de la Federación Búlgara, y que este se enterara por la prensa fue la guinda a unos meses de mucho ruido interno en el club con Penev. Lo del ya ex técnico del Mestalla ha saltado a la luz porque fue él quien dio el paso, pese a que luego quisiera recular y ya el club no le dejara, pero la realidad es que hacía muchas semanas que la entidad tenía claro que no lo querían en Paterna y se habían dado como plazo máximo para echarlo final de 2017 pero estaban buscando el mejor momento para no ensuciar la buena dinámica de lo importante, el primer equipo.
Quería mandar y...
Penev llegó pensando que podría mandar en Paterna y con la idea de que si caía Marcelino él sería la alternativa. Su cabeza no estaba sólo en el filial y veía opciones a largo plazo en el primer equipo. Pronto tuvieron que darle un toque, por su manera de tratar a los chavales, excesivamente duro y sin mano izquierda, y por sus continuas peticiones de malas maneras a los empleados en el día a día. De hecho, en el primer viaje rompió la tradición de permitir sentarse todos juntos en las comidas a los miembros del ´staff´ técnico, médicos, fisios, etc. Su carácter ha sido malísimo en estos meses y en el club tenían claro que se habían equivocado y que había que cambiarlo. Eso es información contrastada.
Salida cantada
Su salida estaba cantada y cuando apareció con la cantinela de la Federación en el Valencia CF casi lo celebran. Por eso, no le dieron opción cuando luego dijo que seguía hasta que estuviera claro si era presidente. En verano me pareció una gran noticia su llegada porque hace dos años Penev me dijo a la cara que le hacía ilusión tener su oportunidad en los banquillos y me lo creí. Pero no ha sido así, Penev tenía ilusión por un gran cargo y no ha dudado en dejar tirado al Valencia CF en el momento que ha visto un cargo más importante que el que él tenía hoy en Mestalla, porque no se había ganado nada más. Su temporada no estaba siendo mala en el banquillo porque le marcaron el objetivo de la permanencia y pese a que ahora el equipo estaba peor, empezó muy arriba. Ahora ya no sabremos si Penev vale o no para los banquillos pero creo que tampoco él hará ya mucha carrera. Lo que sí sé es que más allá de los muy buenos recuerdos que me pueda traer su figura lo que tengo claro es que este club lo hacen grande tipos como Zaza.
¡Viva el Rey!
Ese jugador quiso venir aquí cuando no querían venir ni las ratas. Ese jugador en un mes vio como le llamaban hasta cuatro personas diferentes que decían fichar en el Valencia y él, lejos de asustarse, firmó. Superó las primeras críticas. Superó que se pusiera en duda su capacidad goleadora, goleó, luchó, se metió a la gente en el bolsillo y todo eso desde el trabajo diario y casi siempre con un dolor de rodilla con el que usted o yo no podríamos movernos del sofá. Así que se me ha caído un mito pero ya saben aquello de ´el Rey ha muerto, viva el rey´.