Los sentimientos en el deporte son tan efímeros que, si la semana pasada me despedía en este artículo con un «permítanme soñar», tan solo siete días después el fútbol me ha puesto en el sitio. Los números son tozudos e indican que, aunque en casa vamos con viento a favor, fuera de casa hemos perdido el punch. Nada menos que 16 goles en contra en 16 partidos. A gol por partido. Aunque la estadística es puñetera y falsaria, en este caso deja un poso de verdad. La conclusión es que nos meten goles con relativa facilidad. Y para quedar entre los cuatro primeros hay que ser inexpugnables. Ni te cuento para ganar la Liga. Esta competición es tan dura que un equipo tocado como el Atlético ha encontrado su estela, y se encuentra entre los tres de Europa que no han perdido aún.

First Division

El partidazo de Ipurua (para mí lo fue) hizo honores al fútbol clásico. Cada vez quedan menos ocasiones de ver fútbol romántico, del de antes. Por eso me jode perder partidos así. Lluvia, fango, césped en duras condiciones, tackles, brega, y todo ello sin renunciar al fútbol de ataque por ambos equipos. El Eibar se llevó el partido más bonito, sin que ello signifique necesariamente el más estético. Un encuentro digno de la antigua First Division inglesa. Como me olía la tostada y el entuerto me pilló milagrosamente en el Cap i Casal, me acerqué al Robin Hood en Cánovas y deglutí una cerveza con algunos de mis amigos de siempre. Estas ocasiones merecen el respeto a las tradiciones. Una pena que coincidiera con una final de Mundialito de clubes que no se comprende se juegue a la misma hora que partidos de ligas europeas y se retransmitiera€¡en abierto! Para eso, pónganlo un lunes, que los demás no tenemos la culpa.

Automatismos

El partido fue un toma y daca de ambos equipos. Es curioso, porque el estilo del fútbol del Eibar era el que al Valencia le viene de perlas para ganar los partidos. ¡Al ataque! Dejando espacios para trazar contras. El Valencia trenza jugadas cada día mejor, con balones abiertos al primer toque, y con profundidad. Disfruto mucho el fútbol que practicamos (bueno, que practican, yo solo empujo con patadas de acto reflejo al taburete), porque hacía décadas que no veía profundidad. El objetivo prioritario ahora es romper las líneas (por otro lado, ¿cómo ganar, si no?) Empieza a haber movimientos automatizados que dan esperanza. Si tenemos serenidad institucional por un tiempo, podemos confeccionar una plantilla de Terminators.

Luces

Si analizamos los nombres propios, y empezamos por los brillos, convendremos que Parejo está a un nivel casi ´mendietil´. De vez en cuando pierde alguna pelota pero, si no, no sería él. Aun así, se marcó un partido ejemplar. Kondogbia, por su parte, fue de menos a más, como un Diesel: acabó siendo el dueño y señor del campo. Lato estuvo brillante, Nacho Gil no estuvo mal (leo maravillosos halagos, se ve que vi otro partido). Hay gente que me critica a Rodrigo, pero no me dejo convencer: a mí me pareció que hizo un partido muy completo, a su manera. Activo, rápido, eficaz, aunque sin gol. Justo lo que le sobra a Mina, que físicamente está hecho un pincel (y, probablemente, de ahí su cambio).

Sombras

Me preocupan algunas líneas continuistas. Andreas, por ejemplo, participó en la clave, pero jugó sin poso ni reposo. Neto es bueno en tiros a bocajarro, pero me genera dudas en colocación. Vive anclado bajo palos, indeciso en la salida, pero si es así, al menos en el segundo gol (conste que dentro del área chica) tienes que hacer lo posible por estirarte. Vezo no fue el perro de presa esperado, de lo contrario Jordán no habría marcado el segundo casi en la bocina. Gayà es buenísimo, pero frágil. Y Montoya me tiene con la mosca tras la oreja. Tiene virtudes, pero últimamente se le ven poco. En un equipo tan fino en toque, se nota más el desacierto. El despeje a la olla en el primer gol nos rompe el partido y es la primera norma en jugadas dentro del área. No fue el único momento de indecisión en el achique.

Coneiximent

Otro que no acertó fue Marcelino. En el minuto 55 pedía calma y coneiximent a los suyos, algo en lo que coincidíamos todos ante el monitor. Pero en los cambios no estuvo hábil, a tenor del resultado. No era partido para Guedes. Al menos, si no está al cien por cien. A priori, pudiera parecer que sí, por el tipo de juego que se practicaba, los espacios. Pero no tocó balón. Y con la operación aún reciente, no parecía que las condiciones del campo y el juego fueran a favorecerle. Y tampoco era país para jóvenes. Ferran estuvo descarado nada más debutar, pero no era el partido más cómodo para mostrar cualidades. Lo cual supone una de dos: o a Marcelino le dio un ataque de entrenador, o hay que rendirse a la evidencia: hace lo que puede con lo que hay. Hay que fichar. No hay fondo de armario, y se avecina un invierno duro. Empezando por el Villarreal.

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