Publiqué un tuit antes de ayer y ha sido el de mayor impacto de todos cuantos he escrito en los últimos 6 años -ayer llevaba 215 RTs y 30.000 impresiones a media tarde-. Los protagonistas del mensaje eran Simone Zaza y mi hijo. Resulta que en el colegio de Marcos seleccionaron a varios niños para grabar un spot navideño con los jugadores del Valencia. Si no ha salido publicado ya en VCFPlay, no tardará.

Muchos podréis pensar que menuda casualidad, que justamente mi hijo vaya a la ciudad deportiva a cantar con Parejo, Neto y compañía. Pues así fue. Yo me enteré el día de antes porque se llevó en secreto al no poder asistir toda la clase de quinto de primaria. Los profesores de música eligieron a los nanos en función de sus aptitudes musicales y de su ´valencianismo´. Marcos, que es músico y más valencianista que su padre, reunía todos los requisitos. Y allí que se plantó. La noche anterior estaba nervioso. No suele idolatrar a los jugadores -desde Aduriz y Villa no ha tenido preferencia por ninguno- porque por mi profesión lo ve como algo normal. Pero, claro, si además de poder cantar codo a codo con ellos, resulta que Zaza le vacila, el nano se puso como una moto.

La banda de música

Con la banda de música y los niños ya preparados en el centro del campo del Antonio Puchades, se sumaron a la actuación, recién acabado el entrenamiento, Pereira, Kondogbia, Zaza, Neto, Parejo y Maksimovic. Justo detrás de Marcos cayó Zaza, que despegó el velcro de los zapatos de Marcos varias veces en plan bromista. Al ver que el nano seguía el juego, Zaza le espetó: «Tienes cara de madridista».

Y Marcos, que de vergüenza entiende poco, le replicó: «¿Pero qué dices? Si yo voy a Mestalla y soy de los que te canta «Simone Zaza, lololololo€.». Parejo intervino en la conversación y le preguntó dónde tenía el pase. Cuando Zaza comprobó que el niño era realmente de los suyos se quitó la braga del cuello con la que suele entrenar y se la puso en la cabeza a Marcos. Una reliquia, oigan. El nano llegó a casa más contento con su braga que si le hubiera tocado hoy la lotería. Durmió con ella, claro -sin poner-. Y mañana la llevará puesta a Mestalla para animar al equipo y, por supuesto, a su ídolo. ¡Grande Simo!

Escribo esta historia a petición de Carlos Bosch y porque creo que detalles como este de Zaza demuestran el gran corazón que tiene el italiano, como se comprobó sin ir más lejos el martes en la visita a los hospitales cuando entró en la habitación de Sara, una niña que recibió regalos de manos de Simone, de Santi Mina y de Rober.

Hace ahora un año que llegó al equipo y se ha metido a la afición en el bolsillo con sus goles, pero sobre todo por su carácter. ´Simo´, como le llaman en el vestuario, es un tipo peculiar. En el campo no da un balón por perdido pese a tener la rodilla afectada, se encara con rivales y con árbitros, bromea con los recogepelotas, y celebra los goles con rostro serio y poses de artista de circo. Si a esto añadimos el ´buen rollo´ que transmite en redes sociales junto a su novia Chiara, estamos ante un jugador que puede marcar una época en Mestalla. Y el sábado vuelve para enfrentarse al Villarreal, el equipo ante el que debutó con más brega que acierto una gélida noche de enero en el estadio de la Cerámica.

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