Quién dijo que en el infierno hace calor? Jugar en A Coruña bajo el granizo intenso y la ventisca en pleno invierno, puede ser una forma de infierno para los visitantes. No hay ningún campo de la Liga que me dé peores augurios, en esta temporada del año. Eso sí, nos dan siempre un recibimiento caluroso. Al menos a Voro se lo dan sincero. El Valencia salió vivo de la contienda por varios factores. Uno, que el equipo lucha hasta la extenuación por cada pelota. Se extiende como una víbora sobre el área rival, y se repliega como un acordeón. También influye navegar con Guedes en la proa del velero. No hay forma de pararlo, en estos momentos. Y también hemos de reconocer que el factor potra verbenera no nos está soplando en contra. La última jugada del partido es metafórica, al respecto.

Mística

Somos un equipo ganador. Eso no significa que ganes siempre. Se trata de que haya flotando en el aire una mística especial, por encima de las estadísticas. El Depor hizo un partido intenso y por momentos brillante, y no estuvo la cosa clara hasta el último suspiro. El mérito de Marcelino es el mismo que tuvo el primer Ranieri: coger a un equipo de losers y transformarlo en máquinas de ganar. En el camino ha habido una ‘limpia’ importante, pero los que se han quedado nos han hecho cambiar el disco rayado, que clamaba al cielo por cada nuevo despropósito. Entramos en época de nieve y ya llevamos cuarenta puntos, marca sólo superada por el Benítez del doblete. La lástima es que con estos números no se pueda competir por el campeonato. El negoci és el negoci.

Portería

Los jugadores saben a lo que juegan. Eso permite a Marcelino experimentar con las alineaciones sin que nos entre canguelo. Por líneas. El portero Neto me tienen intrigadísimo. Tiene cosas buenísimas, aunque vive amarrado a la línea de cal, y de vez en cuando debería ser más atrevido a la hora de salir del portal. Pero, por ejemplo, cuando en la primera jugada de peligro del Depor el tiro da en el larguero, detecto en la repetición que el jugador sigue el balón, calcula la trayectoria y decide no estirar el brazo. Eso, a mí, me da seguridad. Me recuerda a la confianza que tenía Cañizares, aunque son dos perfiles de guardameta opuestos. Garay cumple escrupulosamente. Con él, la zaga está segura. Le podríamos exigir mayor contundencia, pero en este equipo las tarjetas se las sacan a... Parejo.

Defensa y medios

Vezo, bien de central al lado del argentino y pundonoroso de lateral, para cubrir la rotación de Montoya. Gayà está siempre en el sitio haciendo lo correcto. No se luce como antaño, pero ha regresado de una etapa más gris y complicada. La alineación titular ante los gallegos contó además con dos factores sorpresivos: Maksimovic y Coquelin. El primero ya sabíamos en pretemporada que era bueno. Lo del segundo es llegar y besar el santo. Reconozcamos que ponerle a la primera suena excéntrico. Claro que, un tipo que ha jugado en lo menos ocho equipos entre Inglaterra, Francia y Alemania, en tan corto tiempo y que lleva la cuña del Arsenal, no debería tener problemas de aclimatación. Que alguien le diga que el peor clima ya le ha caído encima.

Arriba

Lo de las puntas, Mina y Rodrigo juntos, fue ya el colmo de la osadía. Son jugadores bregadores, que hacen muchas cosas bien pero que tienen quizá algunas carencias que a muchos podrían hacer pensar que juntos igual no son compatibles. Y, sin embargo, el primero fue el origen de la jugada de los dos goles. Su robo de balón desde atrás en el gol de Rodrigo es el robo de cartera más rápido visto, digno del Rastro. Y el hispano-brasileño demuestra con su gol que la moneda de la fortuna le cae ahora de cara. Si te dicen que calculó en milésimas de segundo el ángulo que necesitaba para rozar al defensa y descolocar al cancerbero, igual te lo crees. Y así, poco a poco, cuarenta puntos.

Copas

Añadamos que el Villarreal hizo magna faena en el Bernabéu, sumando su punto 1.000 en Primera, con un ‘fornalazo’. De momento, se coloca a un punto del Madrid y nos deja un cómodo colchón con los blancos, que nos permite tener algún día tonto. Ese día no puede ser este miércoles, que toca Copa contra el Alavés. Hace frío y el rival no es tan atractivo, pero tenemos que ir en tropel porque ese partido es nuestra clasificación. No podemos dejar a los chicos solos, que ya lo estarán suficientemente en la vuelta. Este año toca una gran alegría. Y no hay duda de que la Copa es la gran aliada. Estoy seguro de que saldrá el equipo de gala. Vamos tan fuertes que podemos hacer las cosas al revés, jugar a saco en Copa y acudir a Las Palmas con más osadías extraídas de la chistera de Marcelino. Una chistera digna de las carreras de Ascot. Un auténtico sombrero… de copa.

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