En el Levante reina un ambiente de calma tensa. El aficionado de a pie granota se encuentra desnortado, con el miedo de ser víctima de una falsa sensación de seguridad, fundamentada en el lógico escepticismo provocado por una temporada agria, gris y repleta de decepción. Por suerte, las dos últimas victorias, contra Getafe y Eibar, han contribuido a frenar la dinámica previa de caída libre, despejándose así el ambiente de histeria que reinaba en el club y en el entorno.

Difícil de sostener

Llegados a este punto, en el que la presión del descenso ha cambiado de bando, gracias a la reacción provocada por la destitución de Muñiz, resulta difícil sostener la continuidad de la dirección deportiva actual. La concatenación de errores flagrantes ha terminado por dinamitar todo el crédito acumulado el año anterior, y si se consigue la ansiada permanencia en primera será a pesar de Tito y su equipo; no gracias a él.

Paco, la improvisación

Paco López es una solución de urgencia, una respuesta improvisada a una planificación desastrosa, y que no puede volver a caer en manos de los mismos responsables que este año. Al menos, si lo que se busca es configurar un proyecto serio, duradero y compacto.

La gran incógnita

La duda ahora es si el Consejo optará por mantener el esquema de un área técnica plenipotenciaria, y con autonomía en la toma de decisiones, o si en caso de conseguir el objetivo, lo primero que se va a determinar es la continuidad del técnico, con independencia de los movimientos que puedan producirse en el organigrama deportivo.

Anticiparse y prever

Hasta que no concluya el campeonato no cabe esperar ningún anuncio en este sentido. Aún así, sea cual sea el lugar que ocupe el equipo en la clasificatoria, los dirigentes de la nave granota deben demostrar la capacidad de previsión y anticipación que tanto ha faltado en el presente curso.

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