Ricky Rubio luce ahora pelo largo, barba poblada y porta tatuajes en medio cuerpo. Ricky es un talentazo que emergió, con sólo 14 años, en el baloncesto profesional. De la mano de Aíto García Reneses, en el Joventut, el niño de El Masnou dio el salto a la ACB. A jugar con hombres cuando acababa de comenzar el instituto. Ricky es un adelantado. Un prodigio. Fue, muy pronto, carne de NBA. Echó raíces en Minnesota Timberwolves y allí le consideraron ya una estrella. Esta temporada su salario ha ascendido a 14.275.000 dólares. La próxima campaña, ya en Utah Jazz, se irá a los 15 millones. Sueldo de jugador respetado para un base que, lastrado por las lesiones, no está entre los 10 mejores del mundo en el puesto de «uno» por su mal tiro.

Pero Ricky, ahora con barba, con melena, con el cuerpo marcado y tras el duro trance de perder a su madre, es el timón de la selección. Y lo es, además de por su talento, por Sergio Scariolo. El seleccionador siempre ha dicho públicamente que Ricky es el base titular de España. Lo dijo antes del Eurobasket y durante los pasados Juegos, en plena depresión del catalán, en una grave crisis de identidad debido a su desacierto exterior. En este Eurobasket Ricky le está devolviendo a Scariolo, a sus compañeros y a la selección, su magia y su serenidad. Con un segundo cuarto muy pobre, el base salió del banco para catapultar a España. Ricky templa, serena, corre, imagina y, ahora, apunta, dispara y mete. Y España va como una flecha. A por Croacia, para ser hoy campeones de grupo.

Ricky recondujo a España ante una de las selecciones organizadoras como Rumanía. Un Eurobasket de 24 es un Eurobasket intrascendente hasta cruces. El bajo nivel, el infumable baloncesto de media docena de equipos, le sirve a la España de Scariolo para no sembrar las habituales dudas de los comienzos, con las que tanto disfrutan algunos. Ante Rumanía, Ricky llevó a sus compañeros hasta el spa. Masaje incluido: 91-50. Con Pau Gasol y Abrines de descanso, sin jugar, en el banquillo. Hoy comienza el verdadero Eurobasket. Espera Croacia. Y Ricky, con barba, quiere llevar a la selección a la senda del oro.