Un volumen medio de 108.000 euros y un plazo de 22 años. Estos son el importe y el plazo medios que los españoles solicitan cuando contratan una hipoteca para comprar una vivienda, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La mayoría de las hipotecas que ofrecen las entidades financieras suelen tener un periodo máximo de entre 20 y 30 años. Algunas publicitan la posibilidad de ampliarlo hasta los 35 años y, en algunos casos, tienen hipotecas específicas con un plazo de amortización de hasta 40 años.

Algunas de estas hipotecas están diseñadas por los bancos para financiar la venta de pisos de su propiedad o de la Sareb (sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria), una sociedad anónima creada para gestionar la venta de inmuebles procedentes de las entidades financieras que han sido nacionalizadas o que han requerido asistencia financiera. Los bancos también ofertan estos préstamos hipotecarios con 40 años de plazo para comprar otras viviendas.

Pero siempre tienen una condición: que la edad del titular a la hora de finalizar el préstamo no sea superior a los 75 años. De esta forma, alguien que hoy quisiera pedir un préstamo para comprar una vivienda y solicitara pagarlo en 40 años debería tener 35 años de edad o menos.

La principal ventaja de firmar una hipoteca con un plazo de 35 años o más es que la cuota mensual puede ser relativamente baja, sobre todo en el actual contexto de tipos de interés negativos. Las hipotecas con un plazo muy amplio pueden resultar interesantes para jóvenes que quieren adquirir una vivienda, puedan hacer frente ahora a una cuota mensual asequible y con perspectivas profesionales de mejorar y aumentar en el futuro sus ingresos.

La idea sería ir amortizando cada año capital por adelantado con el objetivo de reducir el plazo y terminar de pagar la hipoteca antes de los 40 años acordados. La contrapartida es que se acabarán pagando unos intereses superiores y por tanto al final del préstamo se habría pagado bastante más del capital solicitado. Pero el mayor peligro, sin duda, es la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés en un plazo de tiempo tan amplio como son 40 años.

Con un Euribor actualmente en niveles negativos, alguien que se plantee solicitar una hipoteca a 40 años debería tener muy en cuenta que los tipos de interés van a subir y debería calcular cuánto podría pagar mensualmente en el caso de que los índices de referencia oficiales alcanzaran máximos históricos.