El currículum ciego o anónimo, lo que también se suele conocer como proceso despersonalizado de selección, comienza a cobrar fuerza. Y es que desde hace algunos meses España, siguiendo la estela de otros países europeos, ha comenzado a probar este tipo de CV cuyo objetivo final es combatir la discriminación en el mundo laboral.
El pasado verano el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, empezó a desarrollar un proyecto para promover la implantación de este currículo. Un plan al que hasta el momento se han adscrito un total de 92 empresas.
El currículo ciego o anónimo se entiende como aquel que suprime referencias personales tales como nombre y apellidos, sexo, edad o fotografía. Con él se pretende que las empresas se centren únicamente en las capacidades del candidato y no discriminen por cuestiones como el género, la nacionalidad o la edad.
Y es que la discriminación sigue estando muy presente en las contrataciones. De hecho, la Universidad de Yale lo demostró en su estudio de 2013 titulado ´John Vs. Jennifer: una batalla de sexos´. En él crearon currículos ficticios que enviaron a las mejores universidades de Estados Unidos para que los investigadores decidieran si contrataban o no a los alumnos, sus capacidades o cuánto les pagarían. Los CV eran idénticos, salvo una diferencia: la mitad eran de un estudiante masculino (John) y la otra mitad de una mujer (Jennifer). El resultado demostró que, con una diferencia significativa, los profesores preferían el currículo de John.
Pero la idea de solucionar este problema con un CV anónimo en la realidad no es tan efectiva en la realidad. En 2014, el Instituto Alemán para el Estudio del Trabajo (IZA) llevó a cabo en Francia, Alemania, Países Bajos o Suecia uno de los estudios más completos sobre las ventajas y los inconvenientes del currículum ciego. Estos fueron los resultados.