Las carreras no volverán a ser lo mismo a partir del año que viene y no será por la presencia de hasta seis monoplazas más en la parrilla, sino porque por primera vez en muchos años, los pilotos no podrán entrar en boxes para repostar y todos los adelantamientos se verán exclusivamente en pista.

Con esa nueva norma en la mente de todos los equipos y con la necesidad de adelantarse a los rivales en esa particular carrera fuera de la pista, los ingenieros y científicos de cada escudería han empezado a trabajar ya en la búsqueda del combustible perfecto para sus monoplazas, algo que SUPER pudo comprobar el pasado fin de semana adentrándose en el corazón de Ferrari y en el laboratorio de carreras de Shell, empresa vinculada desde hace decenas de años a la mítica escudería italiana.

Más de 40 personas de la empresa anglo-holandesa colaboran permanentemente con Ferrari en el desarrollo de sus productos, pero es en el ´Track Lab´ ubicado dentro de uno de los camiones de transporte de Ferrari en cada Gran Premio, donde se aprecia la relación más directa entre su trabajo de investigación y los resultados de la carrera. Y es que dos científicos y un técnico de Shell acompañan en cada Gran Premio al equipo técnico de Ferrari para asegurarse de que los pilotos podrán obtener siempre el máximo rendimiento en la pista, para lo que llevan a cabo más de 40 pruebas de combustible durante cada fin de semana.

Curiosamente, hay una gasolina preparada para Raikkonen y otra para Massa —Badoer en el último Gran Premio— y los propios pilotos son los primeros en interesarse por las características especiales de su combustible y por las prestaciones que les puede dar.

Los 250.000 litros que consumen por temporada pueden variar, sin embargo, a partir de 2010, ya que la carrera científica de ahora no sólo está en lograr que los monoplazas puedan acabar cada Gran Premio con el combustible cargado inicialmente, sino que este permita conservar mejor los motores —hay uno para dos semanas de competición—y que el carburante ofrezca el máximo rendimiento para intentar cargar menos al nuevo depósito —más grande que el actual por necesidad— y rebajar peso al monoplaza, algo que puede ayudar a un piloto a ganar una carrera.

La FIA, eso sí, es la que tiene que dar la aprobación definitiva al carburante que cada equipo le presenta, siempre conforme a sus regulaciones marcadas a principio de temporada, aunque aun habiendo dado el visto bueno a la propuesta, puede tomar una muestra aleatoria en cualquier momento durante un fin de semana de competición y si ésta no se corresponde a la previamente aprobada, el equipo podría quedar descalificado.

Todo un proceso en la sombra que ayuda a ganar carreras y que el año que viene será aún mucho más importante que hasta ahora.