El francés Jules Bianchi, fallecido a consecuencia de las heridas que sufrió en un accidente el 5 de octubre de 2014 en el Gran Premio de Japón, es la primera víctima mortal en el Mundial de Fórmula Uno desde hace más de veinte años.

La última tragedia había sucedido el 1 de mayo de 1994 cuando el brasileño Ayrton Senna perdió la vida en el Gran Premio de San Marino.

El paulatino incremento de las medidas de seguridad han hecho que no haya habido muertes en el Mundial de Fórmula Uno desde el Gran Premio de San Marino de 1994, en el que un día antes de la muerte de Senna en plena carrera falleció en otro accidente, esta vez en los entrenamientos, el austríaco Roland Ratzenberger.

Desde que el Mundial de Fórmula Uno comenzó a disputarse en 1950, quince pilotos murieron en los años cincuenta, catorce en la década de los sesenta, doce en la de los setenta, cuatro en los ochenta y dos en los noventa.

La española María de Villota, que llegó a ser piloto de pruebas el equipo Marussia, murió el año pasado por las secuelas que le dejó el accidente que sufrió cuando completaba en línea recta de su equipo en un aeródromo británico.

El 8 de mayo de 1982, Gilles Villeneuve murió después de un accidente durante la sesión de clasificaciones para el Gran Premio de Bélgica en Zolder.