Rubén tiene seis años y juega en el Prebenjamín D del CD Malilla. Es la primera temporada que lo hace federado. Aunque para conseguirlo, su escuela y sus padres han tenido que pelear mucho y él, por desgracia, derramar más de una lágrima. No obstante, ahora ya es uno más de la plantilla que este fin de semana perdió ante el Vilamarxant por 2-5.

Rubén nació en València, pese a que sus padres son de Irlanda e Inglaterra. Él nunca ha vivido en otro país, sin embargo, tiene nacionalidad irlandesa. Ese dato, que para él es anecdótico, le trajo más de un dolor de cabeza a sus padres cuando el Malilla tuvo problemas para federarle. Tuvieron que presentar decenas de documentos para que fuera aceptada su ficha. La secretaría de la escuela de fútbol se volcó con el caso de pequeño e hizo todo lo posible para que no se perdiera los primeros partidos de la temporada. Pero fue imposible. Desde la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana alegaban que era un trámite que tenía que aceptar la FIFA „un caso similar a lo que le sucedió al Barcelona„, que estaba fuera de su alcance. Rubén, sin entender nada, preguntaba a sus padres por qué llegaba el primer partido de la temporada y él no estaba convocado, cuando su hermano, en las mismas condiciones, nunca ha tenido problemas burocráticos.

La ficha no llegó a tiempo para el estreno de la temporada, ante el disgusto del prebenjamín del Malilla. Y eso que sus padres hicieron todo lo posible para reunir todos los documentos a tiempo. Pero hubo un contratiempo más y es que, a partir de una confusión, la ficha se le estaba tramitando con el otro club y no con el Malilla. No fue culpa de los padres, ni de la escuela, que trabajó muy duro para que Rubén no se perdiera ni un partido. Fue un error en los despachos que apagó la ilusión del pequeño de debutar con sus amigos en la categoría prebenjamín, en su escuela de siempre, la de su barrio de toda la vida. Y es que él no ha hecho nada malo ni ha violado ninguna norma. Es tan valenciano como quien tiene padres nacidos aquí. Simplemente, sus padres son de fuera. Un dato que debería ser insignificante en este mundo del fútbol base.

Al final, Rubén ha conseguido la ficha y, desde la segunda jornada de la temporada, juega feliz con sus compañeros del Prebenjamín D del Malilla. Solo espera, tanto él como sus compañeros de equipo, poder celebrar con una victoria esta buena noticia. Los triunfos llegarán tarde o temprano. De momento, se contentan con salir al terreno de juego y demostrar que el fútbol base no entiende de nacionalidades pese que en los despachos se opine lo contrario. Que la ilusión de Rubén por crecer jugando a fútbol puede más que una norma sin sentido.