F ue en la temporada 82/83. Yo era segundo entrenador del Cádiz y el primero era exactamente Milosevic, aunque luego llegaron Paquito y Benito Joanet. Yo luego seguí más años de segundo entrenador, pero notaba que no me estaba formando correctamente como técnico y pedí entrenar un equipo. Primero me dieron el juvenil y luego el Cádiz B, el equipo nodriza, e hicimos una campaña sobresaliente. Hablo en plural porque la hacemos el entrenador y los jugadores, y porque los entrenadores debemos expresarnos en plura...

Entonces, como vapuleábamos al Málaga, al Sevilla, al Betis de juveniles… me pasan al Cádiz B de Tercera División y me dijo el director deportivo llamado Camilo Lis Salgado: «El presidente Irigoyen le ha pasado a usted al Cádiz B, además de ser segundo entrenador. ¿Qué piensa hacer usted?». Yo le dije: «Dé de baja a todo el Cádiz B». Di de baja a 24 futbolistas del Cádiz B y metí el juvenil en Tercera. Me dijo el director deportivo: «Está usted en la calle...». Yo le respondí: «Vale, vale… vamos a verlo a ver si me echan a la calle». Y con esos juveniles hicimos una campaña notable, siempre terceros, cuartos o quintos, y luego todos esos jugadores los fogueé en el Cádiz B y los pasé a Primera División después... Eran Quevedo, Arteaga, Cortijo, Parla, Calderón, José González, Raúl Procopio, Álvarez… todos jugaron en Primera División y todos fueron traspasados a otros clubes dejando dinero en las arcas del Cádiz. Cortijo al Sevilla, José y Calderón al Mallorca, Arteaga al Espanyol, Quevedo al Atlético de Madrid. Por eso me dieron la oportunidad en el año 87 de ser entrenador de Primera. Tuve que trabajar mucho en la cantera. Al cien por cien la cantera fue la que me llevó a la alta competición... y he estado después treinta años entre Primera y Segunda División. La cantera es fundamental. Hay que apostar por los jóvenes.

Si algún chico joven con 17, 18 ó 19 años es un talento que tiene una gran visión de juego y una técnica futbolística excepcional, pero corre poco, no nos preocupemos. Hay que darle tiempo porque son fases. Los jóvenes atraviesan fases y si es un talento, hay que tenerlo en tu campiña, no darle la baja ni tirarlo, porque talentos hay muy pocos. El técnico tiene que dialogar mucho con el futbolista. El futbolista no ha ido a ninguna universidad del juego. Cuando es joven no va a la facultad. No le dan clase catedráticos. Le da clase el maestro de la escuela, el amigo del entrenador o un tío al que le gusta el fútbol... y entonces el futbolista no sabe nada. Se planta con 17 ó 18 años en el equipo amateur de un gran club y es el primer entrenador el que tiene que ver las cualidades del individuo para llegar a la alta competición y por lo tanto tiene que dialogar mucho con él, hablar, expresarse y saber lo que quiere en la vida porque ya es un hombre y puede con su talento ayudar a toda su familia, porque normalmente los futbolistas venimos de familias humildes todos. Todos tenemos hambre y es el el entrenador el que nos ayuda. Ni el director deportivo, ni el amigo que le trajo, ni tal... No. El que entiende, y uso el verbo entender porque muchos creen saber pero muy pocos entienden, es el entrenador y el que sabe si el futbolistas es vocacional, tiene cualidades y puede llegar a la alta competición.

Se ha avanzado bastante en los últimos años en formación de entrenadores. Hay escuelas de fútbol, pero muchas de esas escuelas de fútbol se nutren de exfutbolistas que han sido igual internacionales y no saben hacer la o con un canuto. No quiere decir que por usted ser futbolista de alta competición o internacional va a ser un buen entrenador. Ser un buen entrenador es otra cosa. Es tener carácter, tener conocimientos, hablar con malos jugadores… es otro mundo. Ser futbolista son las cualidades que Dios le dio a un individuo para desarrollarlas y ser entrenador es saber llevar a 25 hombres de plantilla de los cuales trabajan once y catorce miran.

Estuve en Segunda División tres o cuatro años y luego en Segunda B y Tercera. Yo fui profesional catorce años y saqué a mis tres hijos y mi mujer ‘palante’ jugando al fútbol y me ganaba la vida muy bien. Estuve en el Deportivo de la Coruña, en el Villarreal, en el Jerez Deportivo, en el Cartagena, en el Logroñés, en el Ceuta y en el Melilla. Quiere decir que saqué a mi familia adelante muy bien. Luego como fui un jugador vulgar hice el curso de entrenador, trabajé en la cantera del Cádiz, me dieron la oportunidad por la que estoy muy agradecido y desarrollé todo mi talento que tengo y demostré que podía haber sido un entrenador de la alta competición. He estado en Primera División y en Segunda, y estoy muy contento de mi carrera

En Guadalajara, mi última experiencia, me dieron la oportunidad cuando habían echado a dos técnicos y me fichan cuando faltan ocho partidos de los cuales siete eran ante los siete primeros, cuando íbamos cuartos por la cola. Yo durante la semana traía al Guadalajara B que estaba en Regional Preferente a entrenar con nosotros, a hacer el partido de los jueves, y luego tenía a cuatro o cinco futbolistas entrenando conmigo, con la primera plantilla. Pero tuve también muy mala suerte porque el club no había pagado a los entrenadores anteriores y no pude dirigir al equipo en tres partidos de los ocho, que me tocó estar en la grada castigado.

Por último, a los niños de edades tempranas, y en lo que les digo a ellos va involucrado lo que les digo a los padres también, les diré que los niños tienen que divertirse ¡Por favor! Tienen que jugar, que divertirse hasta los 15 años... y pasarlo bien. No le obliguemos al niño cuando llegue el niño a casa, el padre de turno: «Antoñito ¿cómo has quedado?». Nunca pregunten el resultado, pregúntenle: «Antoñito, ¿lo has pasado bien? Y que responda: «Sí, hoy he estado con mis compañeros, compartí el fútbol y hemos andado todos muy unidos». Nada de resultados. Hasta los 16 ó 17 años no se habla de resultados.