Sin embargo, tan sólo 16 días antes, el 30 de octubre, el informe de auditoría independiente de las cuentas anuales realizado para el club granota por la empresa JLB ya alertaba de los peligros de esa operación.

En el informe se argumenta que «los ingresos correspondientes a esta transmisión se han registrado en la cuenta de pérdidas y ganancias. Cualquier incidencia que pudiera derivarse en el proceso de cobro afectaría de manera significativa a la situación patrimonial de la sociedad y de su capital circulante. En consecuencia, la evolución futura de la sociedad está sujeta a la cobrabilidad final de la mencionada cuenta y al apoyo de sus administradores y accionistas».

Con la contabilización de los 27 millones se redujeron las pérdidas de la campaña 06-07 a 938.421,05 euros, con lo que se regateó una situación patrimonial que ya habría sido muy deficitaria. Sin embargo, en la temporada siguiente los resultados negativos en las cuentas se agravaron precisamente en esa misma cifra, según el informe concursal, «como consecuencia de la anulación del ingreso extraordinario» que se había contabilizado y por el que el Levante no llegó a cobrar nada. Las pérdidas se trasladaron a la 07/08, la del colapso.

Así las cosas, ahora serán los jueces quienes decidan en la pieza de calificación del concurso si la quiebra del Levante obedece a causas fortuitas -como la crisis inmobiliaria- o a una gestión culpable.