Si Ribéry termina recalando en el Real Madrid no será tras andar en un camino de rosas. No sólo porque el eterno rival, el Barcelona, lo tiene en agenda desde hace tiempo y no se descartan futuros movimientos para intentar convencer al jugador y a los dirigentes del Bayern de Munich; también porque hay un nuevo personaje díscolo en una posible operación de traspaso: Van Gaal.

El ex entrenador azulgrana, que llevará las riendas del equipo germano el próximo curso, tras el fracaso del Bayern el pasado ejercicio, no está por la labor de perder a su ´crack´. El holandés le ha trasladado a la cúpula directiva del Bayern que Ribéry es básico es sus esquemas y que deben hacer todo lo posible por retenerle. Tanto que las peticiones económicas del club germano por el internacional galo rondan los 60 millones de euros. Una cantidad que espanta a cualquier club, y que en este caso, el Real Madrid no está dispuesto ni a acercarse. En esta situación, dos nombres podrían ser clave para desbloquear la operación: Sneijder y Van der Vaart.

Ambos jugadores no han realizado una buena campaña en el club merengue pero son muy del agrado de Van Gaal, que los conoce a la perfección. Si los dos jugadores recalaran en Munich, el ex barcelonista ya no vería tan negativa la marcha de Ribéry, que quiere cambiar de aires, y los dirigentes del Bayern aceptarían negociar una cantidad menor a la fijada.

Apenas un día después de que Florentino Pérez reconociera en L´Equipe que Ribéry estaba entre sus objetivos, Uli Hoeness, mánager general del Bayern, se mostraba jocoso: «Si el señor Pérez quiere hablar de nosotros, seguro que no tendrá problema en coger un avión para venir a hablar», señaló.