El Athletic defenderá en el Estadio Alfheim el agónico 3-2 que obtuvo frente al Tromsoe en San Mamés para poder alcanzar así el primer gran objetivo que se ha marcado esta temporada. El codiciado pasaporte a la fase de grupos es el premio que ha venido buscando el equipo vizcaíno desde que comenzó el trabajo el 6 de julio a lo largo de un camino bastante más tortuoso de lo previsto ante rivales de ligas menores como el Young Boys o el propio equipo noruego.

El equipo de Joaquín Caparrós ha sembrado muchas dudas en esta atípica pretemporada. Sin remontarse a la primera previa, los tremendos apuros pasados en la ida ante el Tromsoe, que llegó a tener la eliminatoria en su mano con un 1-2 a cinco minutos del final, o la nueva imagen de impotencia ofrecida en la Supercopa ante el FC Barcelona no han ayudado a aclarar ese gris panorama.

Al margen de su superficie de hierba artificial, que el equipo rojiblanco ya probó en su visita a Berna ante el Young Boys, el estadio de la ciudad lapona tiene unas dimensiones de 110 metros de largo por 70 de ancho que le hacen sobrepasar en más de 500 metros cuadrados la superficie del San Mamés.

La duda de Ocio

Caparrós, quien sacrificó el partido de vuelta de la Supercopa dando descanso a siete titulares con la mente puesta en este choque decisivo, presentará previsiblemente al once de la ida con la única duda de la participación de Aitor Ocio. El central vitoriano tiene inflamada su rodilla izquierda y, en caso de no estar en condiciones de jugar, su puesto sería ocupado por Ustaritz e incluso por Mikel San José, quien aún no ha debutado desde que se concretara hace diez días su cesión por parte del Liverpool.