Una vez puesto fin a la ´batalla´ que supuso la desvinculación de Pedro Villarroel, la administración concursal aprieta el acelerador para concretar el relevo en un plazo no superior a los dos meses. Al cierre de esta edición, los interventores y Quico Catalán, director general del Levante, estaban reunidos para concretar los pasos a seguir durante esta semana con los interesados en asumir el mando. Con sigilo, sin manifestaciones públicas a luz y taquígrafos, cumpliéndose el deseo de los concursales de tener el tiempo suficiente para elegir el camino correcto. Los requisitos son una oferta suficiente que sirva para planificar la continuidad del club y un plan de viabilidad para el futuro, que entierre definitivamente el ´fantasma´ de la liquidación. El desembolso inicial, a corto plazo, debe ser de unos nueve millones de euros y la idea es que la futura Fundación del Centenario se quede con un paquete de control de las 93.264 acciones que están en autocartera, superior al 20 por ciento.

Poco a poco se van descifrando varias incógnitas referentes a los tres grupos que, de momento, han mostrado su predisposición a llevar las riendas del centenario Levante. Incluso alguno ha empezado a negociar la deuda a corto plazo con los acreedores. Orriols ansía con poder ver de nuevo a Antonio Blasco, que ya no mira sólo de reojo al Ciutat de Valencia, aunque ahora no vendría acompañado con Gabriel Martínez que, en su día, fueron de la mano con un proyecto inmobiliario. Las instituciones también bendecirían el supuesto regreso del que fuera ´cabeza visible´ del ascenso en Chapín. En esta opción, la continuidad de Quico Catalán está segura y la recalificación no sería una solución inminente al agujero económico, pero sí a medio-largo plazo.

Sea quien sea el grupo ´ganador´, el futuro de la entidad está ligado a la llegada de capital para afrontar el convenio con los acreedores, amparándose en la quita y la espera para pagar los cerca de 88 ´kilos´ de deuda y sanearlo con la futura recalificación y la construcción de un nuevo estadio que pudiera generar ingresos atípicos.

Si el adiós de Villarroel se ha traducido en un empujón vital para los empresarios indecisos, la respuesta entre la afición no ha sido la esperada. Los poco más de 4.000 espectadores que asistieron el sábado al encuentro ante el Elche, con el handicap de la disputa del acceso de España del Víctor Claver (aficionado granota) a la final del Eurobasket, han supuesto un jarro de agua fría al club, que piensa en más alternativas para que el Ciutat presente un mejor aspecto.