Fue el último en llegar y ha sido titular ante Celta de Vigo y Elche.

—Al principio cuesta un poco adaptarse a un nuevo grupo, pero en el Levante ha sido muy fácil. Las sensaciones son buenísimas. No puedo pedir más porque también tengo la confianza del entrenador. Cuando uno trabaja a gusto se nota y su rendimiento es mayor.

—¿Echaba de menos Valencia?

—Siempre he dicho que Valencia es una ciudad especial para mí, que tuvo un porcentaje alto en mi decisión. Aquí viví mis principios como futbolista; me formé como profesional y como persona. Llegué al Valencia muy joven, a los 17 años, después de ascender con el Mallorca B a Segunda División. Era una experiencia nueva, la primera vez que salía de casa, que estaba lejos de la familia. Sin embargo, mi adaptación en la residencia fue sencilla, no tuve ningún problema, conocí a gente excelente.

—¿Ya ha regresado a su casa?

—Todavía estoy en el hotel (Sorolla Palace). He tenido cuatro años alquilada mi casa, coincidiendo con el tiempo que he estado en el Betis. La familia que ha permanecido allí me pidió unos días más para encontrar una solución y no dudé en dárselos, sin pensarlo, porque su comportamiento siempre ha sido intachable, han cumplido. Volví a Valencia el 31 de agosto y por unos 20 días más no pasa nada. Calculo que el mes que viene ya podré estar instalado.

—¿Qué grado de importancia tuvo la remontada del pasado sábado?

—Hacía falta para convencernos de que se están haciendo las cosas bien. En todos los partidos hemos tenido opciones de ganar, pero únicamente pudimos amarrar los tres puntos en uno. Debemos seguir ordenados e igual de ambiciosos. Ese es el camino porque manteniendo nuestra forma de jugar continuarán los buenos resultados. Es normal que el técnico terminé cabreado cuando creamos ocasiones y la victoria no llega.

—De no conocer la victoria... a ser uno de los cuatro equipos, junto a Cartagena, Las Palmas y Real Sociedad, que aún no ha perdido.

—El mensaje es diferente si sumas victorias, pero el vestuario iba a seguir igual si ante el Elche el resultado hubiera sido adverso. Hay que quedarse con eso, en que aún no hemos perdido, y enfocar los esfuerzos en seguir igual el sábado. Nos anularon un gol legal por fuera de juego ante el Villarreal B, el Cádiz se aprovechó de una ocasión aislada para sumar un punto, y en Vigo hicimos un partido serio, bien planteado, que debimos ganar. En los tres encuentros tuvimos el triunfo muy cerca. Esa es la línea que debemos mantener, estando siempre ahí, siendo ambiciosos, porque la competición no es fácil y no se admiten muchos fallos.

—¿Le sorprende el inicio de la UD que ha sumado 8 puntos de 12?

—Si los tiene y va cuarto es porque se lo merece, nadie regala nada ni pone facilidades al adversario. La UD Las Palmas no conoce la derrota, ha ganado los dos últimos partidos, y seguro que nos pondrá las cosas difíciles para volver a Valencia con el mismo premio que el pasado sábado en casa. Todos los puntos cuentan por igual y normalmente los que se ubican pronto en la zona alta se mantienen hasta el final, pero si te metes abajo cuesta mucho salir de ahí porque es complicado ir a remolque. Lo primero es conseguir la salvación matemática y luego ya veremos si luchamos por el ´premio gordo´.

—¿Se ve raro en banda derecha?

—No. Lo importante es estar disponible para jugar, en cualquiera de las dos bandas, por detrás del delantero o en ataque. Ante el Elche comencé en la derecha, pasé a una línea de dos mediapuntas junto y acabé como extremo izquierdo. Juega a mi favor que puedo actuar en cuatro posiciones.

—En su posición clásica, el extremo zurdo, está Juanlu, con quien compartió vestuario en el Betis.

—En los últimos partidos el equipo está dando resultados tanto en ataque como en defensa. En el Levante, lo mejor es el colectivo por encima de las individualidades. Todos tenemos que sentirnos líderes, ser importantes, poner en apuros al míster para confeccionar un once y luchar juntos por el mismo objetivo. Mi intención es aportar el máximo y ayudar todo lo posible, pero si destacamos todos, el desenlace será mucho mejor.

—¿Es Manuel Ruiz de Lopera también peculiar desde dentro como parece desde fuera?

—Cada uno es una historia. Tuve un problema con el míster (Chaparro), pero en ningún momento me apartaron de la rutina del equipo. Además en Primera División jugué unos 80 partidos como verdiblanco. Mi situación fue más un ´calentón´, pasó y ya está. Al día siguiente estaba entrenando con el grupo. El trato que me han brindado tanto Lopera como Momparlet, como el mío hacía ellos, ha sido exquisito. El Betis siempre me ha puesto facilidades.Ya es pasado y el presente es el Levante, donde estoy muy contento e ilusionado.

—Tanto le agradó la propuesta que le puso sobre la mesa el Levante.

—Quería cambiar de aires, sentirme realizado y la propuesta del Levante fue la que me causó más ilusión. Al final lo que busca un futbolista en otro destino es jugar, tener confianza y eso es lo que he encontrado en el Levante. Me hablaron muy bien del vestuario, genial del entrenador y me comentaron que la gestión institucional iba encaminada hacia la recuperación del club. Somos muy ambiciosos y nuestro objetivo es colocar al equipo lo más arriba posible.

—Y el Levante esperó hasta el final.

—Fue complicado, una negociación muy difícil, tenía dudas sobre si me iban a dejar salir. Hasta el último momento no se produjo. Ya lo hecho, pero es de agradecer que el Levante esperara por mí hasta el último momento y al Betis por poner de su parte y dejarme salir.

—Todos hablan maravillas del vestuario. ¿Cuál es el secreto?

—El buen ambiente sale de cada persona. Se ha formado un vestuario majo, con buenos futbolistas. Sólo llevo tres o cuatro semanas en el equipo y desde el primer día la integración ha sido muy fácil. Muy pocos equipos lo consiguen y pueden presumir de ello. Me encuentro completamente integrado en la dinámica del equipo. Hay muy buena disposición para el trabajo y para relacionarse después de cada entrenamiento.

—¿Quién ha sido su ciccerone?

—El grupo es estupendo, hay muy buen rollo, y puedes hablar con uno u otro. Quizás sean Manu e Igor los más cercanos porque compartimos el viaje en coche. Media hora de trayecto a Buñol ayuda a conocer más a un compañero.