Las derrotas siempre son el mejor altavoz para los problemas. Los rajes de Haedo Valdez y Drenthe han corrido como la pólvora hasta abrir la primera grieta en el Hércules. Las trece horas de carretera hasta A Coruña y la derrota posterior ante el Deportivo han dejado el vestuario herculino impregnado con el tufo infecto de la rebelión y la insurrección. Los dos futbolistas dejaron patente el malestar de la plantilla (al menos de una parte) iniciando un proceso de busqueda de imputados en el que Esteban ha salido mal parado.

Consecuente o imprudente, el técnico malagueño decidió cargar con el peso de haber dado el visto bueno al viaje en autbús hasta Galicia. El ´Boquerón´ dejó claro que los únicos culpables de que no se pudiera volar «son los controladores aéreos», pero su figura parece tocada. La primera sacudida la pegó Haedo. El paraguayo no quiso responsabilizar a la directiva de la derrota, pero sí de la gestión del viaje. Por primera vez, ningún directivo viajó con el equipo y los periodistas lo hicieron en avión. Los futbolistas tienen asumido que defienden a un club humilde, pero no soportan la falta de respeto. Pendientes del plante de los controladores, el club pensó que coger los vuelos era un riesgo. A las nueve de la mañana del domingo, el equipo partió hacia su destino, a las once de la noche estaban en A Coruña y a las nueve de la mañana del lunes estaba entrenando en Abegondo. La indignación subió de tono conforme fueron recabando información. Durante el trayecto, los jugadores conocieron que el espacio aéreo había recobrado la actividad, mientras ellos se daban una paliza considerable antes de jugar.

Valdez no mentó a su entrenador en ningún momento. Quien sí lo hizo fue Drenthe, que no encajó de manera positiva su sustitución: «¿Por qué perdemos lejos de Alicante? Tenéis que preguntarle a Esteban». Lo del neerlandés tiene toda la pinta de ser una pataleta particular, pero parece que algo no marcha como debería. La película hubiese sido distinta con victoria.