La megafonía sonará a toda pastilla. La Federación Española ha extremado las precauciones para que esta vez el himno nacional que suene en Mestalla sea a prueba de abucheos. Con el recuerdo aún fresco por lo ocurrido en 2009 cuando los aficionados de Athletic y Barcelona afearon la entrada al estadio de los reyes boicoteando los acordes que sonaban por los altavoces, esta vez la organización ha hecho especial hincapié en contratar un sistema con 100.000 vatios de potencia. En estos casos, la única solución es subir a tope la voz. Así de sencillo.

Según el coordinador de partidos de la RFEF, Miguel Ángel López, lo cierto es que la Federación siempre monta un equipo extra en los estadios donde organiza eventos. Desde una mesa de mezclas situada a pie de campo se controla el sonido, pero esta no será una más.

Sin riesgos. Los técnicos tienen la orden de elevar el volumen más de lo normal para sortear los pitos cuando la Marcha Real suene tres minutos antes del inicio del partido. Esta vez no se darán cita dos aficiones que se pongan de acuerdo para el boicot a la presencia del rey —hace dos años se repartieron octavillas y silbatos por parte de grupos independentistas en los aledaños—, pero la organización recela de que el efecto de una censura por parte de la madridista a los probables abucheos de la catalana causen la misma distorsión ambiental.

Por otra parte, y aunque no haya una relación directa, casualmente en el reciente partido entre Valencia y Schalke 04 un inesperado fallo en la megafonía ensordeció la tradicional música de la Liga de Campeones. La UEFA, eso sí, no se planteó ninguna corrección, puesto que cuando revisó por la mañana el sistema todo estaba en orden.

Atentos a la retransmisión

La retransmisión de la señal oficial del partido por parte de RTVE sería, en este sentido, otro de los puntos calientes. En 2009 el canal público emitió el himno en diferido durante el descanso para maquillar los silbidos que cortó en directo. La polémica por la versión edulcorada llegó al Consejo de Ministros y rodaron cabezas. Esta vez, con la que podría ser la final de Copa más vista de la historia se hará lo posible para minimizar los imprevistos.