Indignación, cabreo, rabia, cólera… El madridismo está a punto de presionar el botón de autodestrucción. La enésima derrota ante el Barcelona ha desatado la marabunta. Las críticas lo están devorando absolutamente todo y Mourinho se ha convertido en el centro de las iras. El público del Bernabéu se ha cansado de su discurso hiriente, sus falsas excusas y esa cínica pose de Maquiavelo de los banquillos. La parroquia blanca ha tragado con todo, pero la imagen de equipo incapacitado, insuficiente y pequeño que volvió a transmitir ante los azulgrana ha colmado el límite de su paciencia. Sin resultados, sin victorias, ese modelo de juego basado en la agresividad desproporcionada y las carreras de tres jugadores que Mou defiende se ha tornado vacío y estúpido. Los peligros del resultadismo son estos. Su pobre planteamiento se ha considerado como una ofensa. Los madridistas más castizos se sienten agraviados y la imagen de Pepe pisando a Messi ha disparado los acontecimientos. Los tiempos del «fin justifica los miedos» están tocando a su fin.

La forma en la que Mourinho lee los Madrid-Barça se ha convertido en una incógnita. El portugués no encuentra la manera de meterle mano a su rival y el equipo paga esa frustración. Así, el equipo fulgurante de cada jornada se acompleja ante el Barcelona sin remedio. Mou lo ha probado todo, pero nada ha terminado de funcionar. El planteamiento del miércoles le ha dejado muy tocado ante un vestuario que ya no esconde su desconfianza respecto a las tácticas ultradefensicas de su entrenador. Benzema, que acostumbra a ser bastante comedido, afirmó que con este sistema la zona de ataque «sufre más». Sergio Ramos todavía fue más contundente: «Nosotros nos adaptamos a la filosofía del entrenador. Unas veces sale bien y otras no».

Mourinho dice y se contradice. «Carvalho y Altintop jugaron los dos muy bien y algunos que normalmente juegan muy bien hoy no han jugado tan bien». Tan pronto lanza una crítica velada hacia algunos de sus titulares como se presenta como un mártir: «Las victorias tienen muchos padres, las derrotas solo uno y ese, soy yo. Esta semana dejad a los jugadores tranquilos y todo para mí».

La Liga como vía de escape

La derrota lleva su firma y la sensación es que la distancia futbolística entre los dos gigantes se ha disparado, sin embargo, la historia en la Liga es diferente. El Madrid lleva cinco puntos de ventaja y si mantiene el ritmo de puntuación será campeón aun perdiendo en Barcelona. Esa es su coartada.