El Barcelona y Espanyol podrían jugar esta temporada por última vez la Copa Cataluña, que quedará restringida al resto de equipos catalanes, para medirse anualmente en un único partido, la Supercopa, propuesta que deben refrendar las directivas de ambos equipos.

La Federación Catalana desea recuperar una idea originaria de la anterior directiva, presidida por Jordi Casals, que en su día debió lidiar con algunos inconvenientes que ahora se han despejado y podrían dar lugar a una nueva competición, bajo la presidencia de Andreu Subies.

El propósito es que tanto Barça como Espanyol se midan cada verano en un partido en el estadio Lluís Companys, en la montaña barcelonesa de Montjuïc, cuyos beneficios íntegros se destinarán a la Federación. No obstante, en la tradicional Copa Cataluña se espera que tanto Barça como Espanyol continúen participando, aunque con sus equipos filiales.

De esta forma, para el próximo junio, la Catalana programará una nueva edición de la Copa Cataluña -sin sede definida- en la que se espera para la fase final al Barça y al Espanyol, equipos que estarán menguados de efectivos tanto por la Eurocopa como por las vacaciones de sus profesionales.

A partir de la próxima temporada, al Copa Cataluña arrancaría de la misma forma, pero con la Supercopa como partido aparte en Montjuïc entre los dos clubes catalanes de la primera división.

Debido a los problemas para programar cada temporada la fase final de la Copa Cataluña, especialmente por el calendario internacional del Barcelona, la anterior junta directiva presidida por Jordi Casals trató la propuesta de modificación de la competición en el 2010.

Aquel año, Andoni Zubizarreta y Raül Sanllehí, por parte del FC Barcelona, y Joan Collet, por el RCD Espanyol, mantuvieron sendas reuniones con la Catalana para dar viabilidad al nuevo formato, en que se pretendía liberar a los dos conjuntos de la Copa Cataluña, para poner en marcha una nueva fórmula.

Esta debía ser la Copa Cataluña de Primera División, renombrada ahora como Supercopa, orientada a que una parte importante de la recaudación fuese a parar a las arcas de la federación, e implicar aún más a las dos entidades con el fútbol territorial.