Luiz Felipe Scolari y Carlos Alberto Parreira, los entrenadores responsables de los dos últimos títulos mundiales de Brasil, asumieron hoy las riendas de la selección y se impusieron la "obligación" de ganar en casa la sexta estrella.

Scolari vuelve al banquillo como seleccionador después del título de 2002 y tendrá a su lado, con el cargo de coordinador, a Parreira, campeón en 1994 y también entrenador en la campaña fracasada de 2006.

"Nosotros sí tenemos la obligación de ganar el título, no somos favoritos ahora pero pretendemos serlo al llegar al Mundial y vamos a trabajar para eso", afirmó "Felipão" Scolari en una concurridísima rueda de prensa de presentación en Río de Janeiro.

El nuevo seleccionador mostró confianza en la calidad de los jugadores brasileños y también en el tiempo de que dispone para montar un equipo que tenga "la cara de Felipão" en la Copa de las Confederaciones del próximo junio.

"No falta tiempo, quien trabaja en una selección sabe que es así", afirmó Scolari, que, en su primer día de trabajo, dejó claro que los resultados le importan más que la vistosidad del juego.

"No sé si será bonito o feo, pero todos quedaremos contentos, el pueblo nos va a apoyar", dijo en relación al estilo de juego que pretende implementar.

La prensa brasileña, con un punto de ironía, ha vestido a la pareja de técnicos con los disfraces de los personajes "Batman y Robin" de los años sesenta, tanto por su sabor añejo como por el punto épico de la gesta a la que se enfrentan: la de borrar el recuerdo del Maracanazo, cuya repetición se considera "inconcebible".

Tanto Parreira como Scolari reconocieron públicamente que, hoy por hoy, Brasil "no es favorito" para ganar el Mundial, pero prometieron construir un equipo competitivo, que dé un paso adelante al asumir planteamientos tácticos más modernos con el que plantarle cara a España y las demás potencias.

"Estamos pensando ya en implementar algunas soluciones nuevas, el fútbol ha cambiado", resumió Scolari, mientras que su ayudante de lujo precisó que quieren más velocidad, juego en espacios cortos y rapidez en el repliegue.

Scolari cree que tiene buenos mimbres para lograr el éxito, afirmó que mantendrá la base del equipo de Mano Menezes, su antecesor despedido el pasado viernes, aunque claro, introducirá algunos cambios.

No obstante, desechó hablar de nombres a más de un mes para su primera convocatoria, que anunciará en enero para el amistoso que citará a Brasil con Inglaterra en Londres a principios de febrero.

La lista tendrá la firma de Scolari, pero también una gran participación de Parreira, con el que trabajará codo con codo en las convocatorias y en la dirección técnica.

No es la primera vez que Brasil se sirve de un tándem de entrenadores: el propio Parreira trabajó en 1994 lado a lado con Mario "Lobo" Zagallo en uno de los mundiales más importantes, porque puso fin a un hiato sin títulos que duraba 24 años, desde la retirada de Pelé.

El otro gran objetivo de la pareja es avivar la relación de la selección con el público brasileño, para que lleve al equipo en volandas en el Mundial, de modo "que los jugadores sientan que juegan en casa", en palabras de Parreira.

Los dos entrenadores insistieron en la necesidad de la "unión" con el público del autodenominado "país del fútbol" que en los últimos años se ha distanciado de la "Canarinha", que no ha llenado los estadios en sus últimos partidos en casa.