Jesús García Pitarch ha dejado de ser presidente del Hércules y con su marcha la entidad alicantina pone fin a un año marcada por la polémica y los malos resultados deportivos, que apunto han estado de suponerle un descenso a Segunda División B.

El consejo de administración del Hércules decidió destituir este viernes de su cargo de presidente a Pitarch, que no estuvo presente en una reunión cuya convocatoria fue una muestra más de las diferencias con las que ha acabado la relación entre el que fuera director deportivo de Valencia y Atlético de Madrid y los dirigentes del club.

García Pitarch llegó al Hércules a la conclusión de la temporada 2011-12. En un primer momento el club le anunció como asesor deportivo del consejo de administración, pero posteriormente fue designado presidente ejecutivo de la entidad.

La decisión de que Pitarch asumiera el cargo de presidente sorprendió en el entorno del club alicantino, pero tenía un motivo: situar al valenciano por encima en el escalafón del entonces director deportivo del club, Sergio Fernández.

Precisamente, uno de los motivos de la llegada de Pitarch fue desplazar en el mando jerárquico a Fernández y, aunque en un primer momento el dirigente intentó que el director deportivo se sumara a su equipo de trabajo, las diferencias entre las partes eran irreconciliables.

Sergio Fernández contaba con el apoyo de un sector importante de la afición del Hércules, por lo que, desde el primer momento, Pitarch se granjeó la enemistad de gran parte de los seguidores y ello marcó decisivamente su etapa en el club. Más aún si se tiene en cuenta que el técnico que empezó la Liga en el banquillo fue Juan Carlos Mandiá, a quien Fernández había querido destituir.

Tampoco le ayudó a ganarse el cariño de la afición herculana las dificultades que encontró para planificar la plantilla para el ejercicio 2012-13 por las dificultades económicas del Hércules, el proceso concursal en el que se encontraba sumido y por la fuerte oposición de la afición a futbolistas que consideraban de la cuerda de Pitarch, como pudieran ser Leandro Cabrera, Fran Mérida o Braulio Nóbrega.

El Hércules inició la temporada con una plantilla plagada de jugadores de la cantera y con una notoria ausencia de profesionales, como lo demuestra que jugadores como Pere Martínez, Jeffrey Sarpong y Edu Bedia llegaran a un día de empezar la Liga o en el último día del plazo de fichajes.

Los resultados tampoco ayudaron a calmar las aguas y sólo tras la destitución de Mandiá y la incorporación de Quique Hernández en la última semana de octubre de 2012 empezó a ver la luz al final del túnel.

Con el equipo hundido en la última plaza de la clasificación, el mercado de fichajes de invierno y la salida del proceso concursal supusieron un bálsamo para la gestión de Pitarch, que tuvo aciertos como conseguir la cesión del centrocampista argentino Mario Paglialunga, clave en la remontada del equipo hacia la salvación.

Sin embargo, entonces fue cuando empezó a romper lazos con los dirigentes que le habían incorporado al Hércules por diferencias en la gestión del club. Tuvo la intención de marcharse de la entidad en febrero, pero finalmente no lo hizo, aunque fue apartándose del día a día del club y del trabajo de despacho para centrarse en el plano deportivo.

En los últimos tiempos, las diferencias entre las partes se habían hecho tan importantes que quedaron reflejadas en el consejo de administración que supuso este viernes la destitución de Pitarch como presidente, sin la presencia del valenciano; aunque éste ya había marcado el 30 de junio como fecha límite para su marcha.