La corrupción vuelve al papel protagonista en las horas previas a la inauguración del 65º Congreso de la FIFA, que tendrá que elegir presidente, ante el sobresalto vivido esta jornada tras la detención de siete de sus dirigentes por sospechas de fraude masivo, blanqueo de dinero y organización mafiosa.

Cuando parecía que el principal debate entre los 209 miembros del Congreso iba a ser la continuidad del suizo Joseph Blatter o su relevo por el jordano Ali bin Al-Hussein, los procedimientos de la justicia estadounidense y la suiza han cambiado el escenario y asestado otro golpe a la maltrecha credibilidad de organismo.

La entrada de agentes policiales al lujoso hotel Baur au Lac en los Alpes hacia las seis de la mañana de este jueves puso un prólogo de película a una maratoniana jornada en la que se oficializaron una investigación de la Fiscalía de Nueva York y un proceso penal en Suiza.

La primera, relacionada con la concesión de derechos a medios, mercadotecnia y patrocinio de competiciones organizadas en Estados Unidos y en América del Sur, ha llevado a las detenciones y al registro de la sede de la CONCACAF en Miami por agentes del FBI.

Los acusados estarían implicados en la obtención de sobornos por valor de más de 150 millones de dólares, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que no ha formulado cargos contra el presidente Blatter, aunque contempla citar a numerosos testigos.

Entre los 47 cargos por el enriquecimiento ilícito durante 24 años, los beneficiarios habrían logrado "lucrativos derechos de comercialización en los medios y mercadotecnia en los torneos internacionales". Según tres comisiones rogatorias de Estados Unidos se han bloqueado cuentas en varios bancos suizos.

La segunda es consecuencia de la denuncia de la propia FIFA por sospechas de gestión desleal y lavado de dinero en relación con la elección de las sedes de los mundiales de 2018 y 2022.

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Los detenidos son el presidente de la CONCACAF y vicepresidente de FIFA, Jeffrey Webb, de Islas Caimán, el uruguayo Eugenio Figueredo, vicepresidente de la Confederación Sudamericana (CONMEBOL) y vicepresidente de FIFA, el costarricense Eduardo Li, presidente de la Federación Costarricense (FEDEFUTBOL) y funcionario de FIFA, el brasileño José María Marín, ejecutivo de la Confederación Sudamericana (CONMEBOL), el nicaragüense Julio Rocha, expresidente de la Federación de su país y funcionario de FIFA y el británico Costas Takkas, exsecretario general de la Federaciónt de Islas Caimán.

También están acusados los ejecutivos de empresas relacionadas con la FIFA, Alejandro Burzako, de la argentina Torneos y Competencias; Aaron Davidson, de Traffic Sports USA, y Hugo y Mariano Jinkis, del Full Play Group de Argentina.

Las autoridades suizas han comunicado que seis de los detenidos han rechazado ser extraditados a Estados Unidos, por lo que se pedirá a Estados Unidos que haga llegar al Gobierno suizo una demanda formal de extradición dentro de los próximos cuarenta días.

"Utilizaron sus posiciones de confianza para solicitar sobornos a cambio de los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo", denunció horas después Loretta E. Lynch, fiscal general de Estados Unidos, acompañada por el director del FBI, James B. Comey.

Lynch aseguró que "el fútbol pasó de convertirse en un negocio a una actividad criminal" y denunció que la elección de Sudáfrica como sede del Mundial de 2010, la reelección de Blatter como presidente en 2011 y los acuerdos de patrocinio de la selección brasileña por una compañía de deportes estadounidense pueden estar salpicados por el escándalo.

Antes de las afirmaciones de la fiscal, la FIFA quiso dar imagen de tranquilidad mientras la policía registraba sus dependencias.

"Bueno para la FIFA"

"No es un día agradable, pero es bueno para la FIFA en términos de limpieza. Es la consecuencia de lo que hemos iniciado", afirmó su responsable de comunicación, Walter De Gregorio, rostro visible de FIFA en las horas más tensas y encargado de anunciar que nada altera los planes para el Congreso ni para Rusia 2018 y Catar 2022.

Por lo tanto, tras la apertura mañana por la tarde en el Theater 11 de Zúrich el Hallenstadion acogerá la sesión del día 29 con las elecciones a la presidencia como punto central.

Blatter (79 años) opta a su quinto mandato con un único rival, el príncipe jordano y viceporesidente Ali bin Al-Hussein (39), uno de los vicepresidentes de FIFA, tras las retiradas hace unos días del exfutbolista portugués Luis Figo y el presidente de la Federación Holandesa, Michel Van Praag.