Juan Anguix se ha quedado sin fuerzas para seguir dirigiendo un proyecto que no ha podido enderezar. El valenciano comunicó en la tarde del viernes al alcalde Carlos González que estaría dispuesto a abandonar el cargo el próximo lunes si la alternativa del empresariado ilicitano es capaz de recabar los 7.200.000 euros que el club necesita para evitar otro descenso, esta vez a Segunda División B, que podría conducir de forma directa hacia el fin de 92 años de historia. Carlos González ha reunido este sábado con varios empresarios de la ciudad para pulsar su predisposición a implicarse en la supervivencia del Elche. La opción que se apunta con más fuerza es la del exalcalde Alejandro Soler, con César Nohales (Los Serranos, empresa dedicada a la fabricación de hormigones, áridos y aglomerado, así como la construcción de obra pública en general) y Ramón Segarra (exdirectivo con Sepulcre). El Elche no estaría dirigido por una gestora, aunque funcionaría como un Consejo de Administración.

Juan Anguix continuaría en el puesto de presidente hasta que la decisión se ratifique por una Junta Extraordinaria de Accionistas que se celebraría en un mes. La decisión tomará una dirección u otra el próximo lunes si el empresariado ilicitano es capaz de reunir el dinero que el Elche necesita para revertir una situación agónica.

El todavía presidente prometió el miércoles que el Elche «al cien por cien» no iba a bajar a Segunda B, que se llegaría a un acuerdo con la Asociación de Futbolistas Españoles para solventar la deuda con jugadores y exjugadores, antes del 31 de julio. Sin embargo, las declaraciones de Luis Gil, gerente de la AFE y exfutbolista del Elche, han sido la gota que ha colmado el vaso. La situación económica del club es «muy difícil y preocupante». «Me gustaría decir que hay un cien por cien de posibilidaddes de que el Elche no descienda, pero ahora mismo el acuerdo no está asegurado». Más claro es imposible. La solución pasa por unas manos distintas a las de Anguix. «Cada día que pasa es un día perdido. Es el momento de que la gente de Elche dé un paso adelante porque la situación es muy preocupante. La gente se debe movilizar ya y saber en la situación que estamos», sentenció Luis Gil, quien acudió al Martínez Valero junto a Santi Nebot, el abogado del sindicato de futbolistas. Primero se reunieron con la plantilla, y posteriormente lo hicieron con Juan Anguix y los capitanes Lombán, Mosquera, Adrián González y Aarón.

El objetivo de Anguix para esta reunión era llegar a un acuerdo con la AFE, pero sus previsiones se vieron zarandeadas: «No hay visos de solución y hay unas cantidades muy importantes que abonar que con la posibilidad del concurso de acreedores dificultan cualquier operación», dijo Luis Gil. El Consejo de Administración no puede hacer frente a toda la deuda, los jugadores y el sindicato exigen garantías de cobro, por lo que el aplazamiento de parte del montante es prácticamente imposible porque el club está en proceso de concurso de acreedores y los futbolistas no van a permitir que se queden en el aire parte de los cobros pendientes».

Luis Gil destacó la implicación de los jugadores franjiverdes a la hora de encontrar una forma de evitar un segundo descenso. Pero, no contentos con ello, tanto estos como el cuerpo técnico del primer equipo redactaron ayer una nota en la que mostraron su «preocupación» por la situación institucional de la entidad y pidieron al Consejo, Ayuntamiento y empresarios «una intervención rápida».

Los técnicos y empleados, entre los que se encontraban el médico del equipo, los fisioterapeutas, el preparador de porteros y empleados de material, redactaron este escrito tras la reunión mantenida con Luis Gil y Santi Nebot. «Nos encontrábamos esperanzados, tras el cambio de gestores, de que se cumpliera con las obligaciones contractuales y económicas con premura, tal y como se nos había manifestado públicamente, pero no ha sido así, agravándose más si cabe la situación», explican en la nota. Afirman que abandonaron la reunión con los hombres de AFE «profundamente pesimistas», admitiendo su «malestar y frustración» por la situación. Pese a todo, los empleados agregaron que seguirán desempeñando sus funciones «con la misma ilusión o más».