Rubén Suárez ya es historia en el Castellón. Se marcha dejando las mismas incógnitas que Javi Selvas. El experimentado centrocapista asturiano se despidió este martes de la afición en una interesante entrevista concedida a los micrófonos de ‘Radio Voramar EsRadio’, pero no acabó de dar el paso adelante y decir los verdaderos motivos por los que le llevó al entrenador Ramón María Calderé a prescindir de sus servicios. "Me marcho con la conciencia muy tranquila. Dejo el club porque no cuentan conmigo, y a partir de ahí le deseo lo mejor del mundo al Castellón. Seré un albinegro más y le animaré desde la distancia", destacó.

Deja dudas, porque hay o ha habido un problema grave en el vestuario, en determinados futbolistas, y que nadie quiere desvelar… de momento. Él señala las razones por las que cree que se ha prescindido de sus servicios: "El club cree que deportivamente no lo estaba haciendo bien y como capitán no estaba respondiendo a lo que ellos creían. Son opiniones personales de la gente de la entidad, y a partir de ahí yo no quiero hacer leña del árbol caído".

Niega que se no quisiera viajar a uno de los partidos del ‘play-off’ de ascenso, también que se cabreara en su momento porque el club fichara al delantero sevillano Lolo González, o que él y Javi Selvas propusieran viajar a Ferrol (Copa del Rey) en avión y no en autobús. Y de las cosas "raras que se pueden ver en el vídeo", de la eliminatoria en Sabadell, también se desmarca. "No sé que pasó. Hicimos el mejor partido del año, y ahora se dicen un millón de cosas de lo que creen que allí sucedió, cuando no pasó nada", responde. También niega que él y Javi Selvas le hicieran la ‘cama’ al entrenador para que le echaran. "No se la hicimos, y nunca se la hice a ningún entrenador. Y llevo muchos años en el fútbol. En ese tema tengo la conciencia muy tranquila", sentecia.

De su relación con el entrenador dice que "no tuve ningún problema con él. Hasta hace dos o tres semanas, que la relación se fue enfriando", y reconoce que hace una semana le comentó que mientras él estuviese como técnico del Castellón no volvería a vestir la elástica albinegra. Pero no quiso abundar más: «No quiero alimentar ningún tipo de fuego».

El domingo estuvo en Castalia por última vez. En la grada viendo a sus excompañeros empatar con el Villarreal C. En el minuto 10 (el dorsal de Rubén Suárez) la afición empezó a aplaudir y a gritar su nombre. "Fue un minuto muy complicado. Estuve a punto de llorar", destacó. Y en su adiós definitivo dijo que "me quedo con haber llegado al corazón de la afición, que no es fácil en el mundo del fútbol. Seré un albinegro más desde la distancia porque para mí ha sido un placer vestir la camiseta del Castellón, y pisar el césped de un estadio como Castalia ha sido un placer muy especial. Me marcho con la ‘espinita’ clavada de no haber logrado el ascenso. Fallé uno de los penaltis de aquel partido contra el Haro y eso me quitó muchos días de sueño".