La visita del PSG al Bernabéu ha servido para constatar la complicidad existente entre Cristiano Ronaldo y dos de las personas con mayor poder en la actualidad en el club francés. De hecho, lo que Cristiano hizo este martes en Chamartín, se puede interpretar como un flirteo en toda regla con la entidad parisina... y sin ocultarse del Real Madrid.

El primero y principal es el dueño del club, Nasser Al-Khelaïfi, a quien el jugador portugués saludó en zona mixta interrumpiéndole mientras este atendía a los medios. El mandamás del club parisino le estrechó afectivamente la mano al jugador al mismo tiempo que el luso le guiñaba un ojo y le dedicaba la mejor de sus sonrisas.

El gesto con Al-Khelaïfi fue con luz y taquígrafos, al igual que lo había sido poco antes la conversación sobre el césped y las dos palmadas cariñosas que Cristiano le dedicó al técnico del conjunto parisino, Laurent Blanc. El entrenador sonrió tras las palabras al oído del portugués, aunque luego en rueda de prensa no desveló el contenido: "Me dijo ciertas cosas, que no voy a revelar, aunque fueron muy elogiosas".

La empatía exhibida contrasta con lo vivido antes del choque, cuando Florentino le había pedido a Cristiano Ronaldo explicaciones en la zona de vestuarios por unas declaraciones en las que el jugador dejó abierta la puerta a una posible salida del Real Madrid en un tono mucho menos distendido a tenor de las imágenes.