La contundente respuesta rusa diplomático-económica por el derribo el pasado martes en Turquía de uno de sus cazas, que acabó con la muerte de uno de sus pilotos, tendrá repercusiones incluso en el fútbol. Vladimir Putin, presidente de Rusia, tiene previsto prohibir por ley de manera inminente que los clubes de su país fichen a futbolistas otomanos a partir de 2016. Así, no en vano, lo afirmaban este domingo varias agencias de noticias rusas.

Putin ya ha decretado en los últimos días una serie de sanciones económicas contra Turquía. Entre estas se encuentran el embargo comercial de ciertos productos, la prohibición de venta de viajes turísticos al país otomano, limitaciones para las empresas turcas en Rusia o la restricción casi total de contratación de personal turco por parte de entidades locales. El presidente defiende que esas medidas se basan en la defensa de la seguridad nacional y a los ciudadanos rusos de «acciones criminales», según informó el Kremlin.

El «golpe a traición» y «reto sin precedentes», como fue catalogado por el gobierno ruso el derribo de su caza en la frontera turco-siria, llevó de primeras al Kremlin a recomendar a sus clubes que evitasen hacer sus habituales concentraciones de invierno en Turquía. El diputado ruso Igor Lebedev confirmó en redes sociales la decisión, que ya ha llevado a varios equipos a anunciar que han cancelado sus viajes al citado destino. No lo ha hecho el Lokomotiv de Moscú, que habría ya pagado su alojamiento.

El equipo moscovita, curiosamente, está encuadrado en el mismo grupo que el Besiktas en Europa League. Ambos, eso sí, disputaron sus dos partidos de la liguilla antes del incidente.

Karadeniz, el único en la Premier rusa

El Rubin Kazan tiene al único jugador de nacionalidad otomana que ahora milita en la elite del fútbol ruso. Es Gökdeniz Karadeniz, cuyo contrato expira en 2018 y al que la futura ley no afectaría.