El verano pasado, con la gira del Leicester en junio por Tailandia, varios jugadores del conjunto británico, que se acaba de proclamar campeón de la Premier League, se grabaron manteniendo relaciones con ellas y hablándoles en un lenguaje vulgar. Eso generó el caos en Inglaterra y en especial en el entorno del club que dirigía Nigel Pearson, el entrenador de la plantilla y el padre de uno de los futbolistas implicados, James Pearson.

La entidad decidió despedir inmediatamente a los tres jugadores mediante un comunicado y Nigel Pearson abandonó la entidad. Fue entonces cuando llegó Claudio Ranieri, el técnico que inició el rumbo de un equipo que comenzó a sentirse grande con el paso de las jornadas y el resto es historia. Levantaron el título de campeones de la Premier.