El Castellón ha empezado a planificar la próxima temporada, en la que continuará en Tercera División, con problemas derivados de no haber conseguido el ascenso a Segunda División B y sin apenas recursos económicos para afrontar el nuevo reto, aunque ya cuenta con Frank Castelló como nuevo entrenador.

La primera contrariedad ha sido la de no poder disputar el primer encuentro amistoso fijado de pretemporada, ante el Valencia el próximo sábado, ya que el equipo, al margen de los problemas técnicos aducidos por el estado del césped de Castalia, todavía no ha sentado las bases del equipo de la próxima campaña.

La eliminación hace solo tres semanas en los penaltis del último encuentro de la fase de ascenso ha provocado un clima de división entre la junta directiva y la afición, una vez se decidió no renovar al entrenador, Kiko Ramírez, así como a gran parte de la plantilla.

La afición no está con David Cruz, presidente de un club en el que se han producido las salidas del director general, Jordi Bruixola y numerosos futbolistas y empleados.

Cruz se ha quedado solo junto al director deportivo, Ramón Moya y su junta directiva, mientras se planifica la temporada 2016/17 con importantes recortes presupuestarios que harán que el club castellonense se vea obligado a apostar por futbolistas jóvenes.

El Castellón tiene una plantilla por hacer, ya que únicamente cuenta con once futbolistas de los que algunos quieren romper su vinculación.

Para tan solo dos días después del encuentro suspendido ante el Valencia está programado un viaje a China. Si la burocracia no lo impide, ya que el club tiene que recibir los visados de toda la expedición, el Castellón tiene previsto desplazarse hasta el día 25 a China donde realizará una concentración y disputará un partido amistoso.