El milagro del Leicester es del Leicester, no de Claudio Ranieri. Esa es, al menos, la reivindicación de los jugadores junto a su nuevo entrenador, Craig Shakespeare. Y es que desde la destitución del italiano los contemplan la friolera de tres victorias seguidas. La última, de pedigrí contra el Sevilla, les ha servido para meterse en cuartos de final de la Liga de Campeones. Fieles a su ADN, los Foxes jugaron a imagen y semejanza de como ganaron la Premier: intensos, fuertes y al contragolpe. En un visto y no visto, Vardy y compañía han pasado de coquetear con el descenso a volver a cotizar al alza. Y todo eso sin Ranieri, un entrenador con una imagen pública a prueba de bombas, capaz de gastar chascarrillos en rueda de prensa incluso sobre quien fuera su sustituto en el Valencia CF ¿Por qué?

Pese a lo mucho que el planeta fútbol se ha rasgado las vestiduras con la destitución del considerado mejor entrenador del mundo la temporada pasada, condecorado a mayor gloria con el premio The Best, poco a poco han ido conociéndose interioridades sobre una decisión que sólo ha causado sorpresa de puertas para afuera. De manera tibia, en la prensa inglesa hay un incensante goteo sobre las razones técnicas, tácticas y personales que han acabado con Ranieri lejos del King Stadium. El equipo, sin él, vuelve a ser una piña, tal y como se vio en la noche de este martes.

Con la corona de la Premier en la cabeza, lo que verdaderamente molestó a la plantilla no fue que Ranieri, todavía sin equipo, sacase demasiado pecho. Lo que molesto fue que se relajase en sus quehaceres. De golpe y porrazo cada vez empezó a ausentarse de más entrenamientos en favor de Shakesperare, quien como segundo de a bordo había sido siempre el poli bueno con los futbolistas. El trato de favor a los nuevos fichajes, las novedades tácticas con las que el equipo perdió el rumbo y la falta de sintonía en el día a día, todo ello unido a los malos resultados, terminaron forzando una rebelión de gran magnitud.

Tal y como desveló The Times, fueron cuatro los jugadores que en nombre del resto del vestuario se reunieron con el dueño, el millonario Vichai Srivaddhanaprabha, antes y después del partido de de ida contra el Sevilla para exigir la cabeza del italiano: Vardy, Schemichel, Morgan y Albrighton. Los cuatro mostraron su desencanto con las nuevas ideas de trabajo de Ranieri. Anteriormente ya un jugador como Ulloa había declarado sentirse traicionado. Al mando está ahora un Skakespeare que ante el Sevilla completó su mejor obra.

Al borde del descenso, sin atisbos de reacción, y con poderosas razones de orden económico y deportivo, el Leicester consumó el despido. Posiblemente uno de los más sonados de la historia y de los más criticados por personalidades de la talla de Mourinho, que tuvo un increíble gesto con él, Klopp o Lineker, entre otros. Sin embargo, más allá de su conmovedora carta de adiós, que el milagro continúe sin Ranieri es, de momento, una poderosa razón para que Srivaddhanaprabha, que abandonó el King Stadium en helicóptero, siga sacando pecho.