Jamie Vardy estuvo a un paso de colgar las botas para trabajar como relaciones públicas en Ibiza. La historia se remonta a 2013, momento difícil en lo personal y en lo deportivo para el delantero que pensó en dejar el fútbol para siempre y desembarcar en España. Nigel Pearson, el técnico del ascenso del Leicester, y su ayudante Craig Shakespeare, conocedores de su voracidad y espíritu competitivo, le convencieron para alcanzar la élite en Inglaterra.

Así lo relata el propio Shakespeare, que ha resucitado al Leicester tras el despido de Ranieri. "Los jugadores a veces tienen dudas y Jamie sería el primero en admitir que estaba pasando por una situación difícil. Lo único que hicimos fue decirle que tenía aptitudes y que pensábamos que podía seguir adelante. Incluso hablamos de que no solo jugaría en la Premier League, sino que también tenía los atributos para jugar con la selección nacional. Le dijimos que lo queríamos y que creíamos en él. Afortunadamente, no se fue a Ibiza. ¡Creo que tomó la decisión correcta!".

Sin duda. De los 24 goles de Vardy y la sabiduría de Ranieri se gestó la mayor heroicidad del fútbol moderno. El primer título de los 'Foxes' en 132 años de historia. Números de 'crack' que le llevaron a su redebut con Inglaterra y a su participación en la Eurocopa de Francia. El tiempo le ha dado la razón a Vardy. Le esperaba una página de oro con su nombre en la historia del fútbol inglés. Shakespeare, Vardy y Leicester, romanticismo en estado puro.