Ángel María Villar lleva 28 años como presidente de la Federación Española de Fútbol y es uno de los precandidatos a las próximas elecciones que se celebrarán el próximo 22 de mayo.

Villar ha hecho público su programa y entre las medidas que pretende adoptar si es reelegido está la de acabar con las cláusulas de rescisión. En la actualidad, los futbolistas de los clubes españoles pueden romper su contrato de manera unilateral si pagan una cantidad de dinero que previamente han pactado con los clubes.

Es la famosa cláusula de rescisión. Es una fórmula unilateral de rescindir el contrato porque la ejecuta el propio futbolista, ojo, no el club al que finalmente se marcha dicho futbolista, pero previamente ambas partes, club y jugador, han pactado la cantidad por la que el futbolista puede romper ese contrato.

Así figura en el Artículo 140 del Reglamento de la Federación Española.

En este sentido, Villar se ampara en el artículo 13 del Estatuto de la FIFA, que dice: “Un contrato entre un jugador y un club sólo podrá rescindirse a su vencimiento o por común acuerdo”.

Lo cierto es que a pesar de que los futbolistas tienen la posibilidad legal de ejercer el pago de la cláusula y romper el contrato con el club al que pertenecen de forma unilateral, en el fútbol españlol es una práctica en desuso. Sobre el papel, es decir, legalmente, quien paga la cláusula es el futbolista, pero es evidente que el desembolso económico, el fichaje propiamente dicho, lo hace el club al que se va a marchar el jugador.

Es decir, si un jugador de un Equipo A paga su cláusula de rescisión de diez millones de euros y se marcha a un Equipo B, quien pone esos diez millones es el Equipo B, aunque quien firma la ruptura del contrato es el futbolista, en la forma de romper el contrato legalmente no aparece para nada el Equipo B.

Esto supone que si un equipo paga una cláusula no da opción a negociar al otro equipo, por ello, entre clubes hay un acuerdo tácito y es rara la vez que un equipo español ficha a un jugador de otro equipo español a través el pago de la cláusula. Es un pacto de no agresión que determina que en la práctica, la cláusula marca el precio del futbolista y el club que ficha termina pagando la cantidad de la cláusula pero no por el procedimiento de la clásula, es decir, se hace un traspaso formal y legal entre clubes.

Así fue, por ejemplo, con la venta de Mathieu al FC Barcelona, que el club catalán pagó los 20 millones de la cláusula de rescisión pero técnicamente fue un fichaje, no un pago de cláusla. En otro caso similar, Florentino Pérez, cuando estuvo interesado en fichar a Gayà en 2015 nunca tuvo la intención de hacer el fichaje a través del pago de la cláusula y hasta se ofreció a pagar más de los 20 millones de euros que marcaba la cláusula del lateral de Pedreguer. Es más, Florentino estaba dispuesto a pagar 22 millones.