Que el Villarreal CF tenga que aclarar todavía a estas alturas de temporada quién será su entrenador la próxima no es lo habitual. Escribá, que sólo firmó una, acaba contrato en junio. Pero a pesar de su condición de principal candidato a continuar siéndolo, en este momento no hay nada confirmado sobre su futuro. Lo ocurrido con la destitución de Marcelino García Toral, al que el técnico valenciano relevó a la carrera el pasado verano, ha provocado que el club se haya autoimpuesto, al menos por ahora, un significativo cambio de política con el técnico.

Con la Champions casi imposible y Europa en juego, los números globales del equipo respaldan a Escribá. Su principal lunar, la Europa League. Su mejor virtud, la capacidad para mantener el vuelo tras su aterrizaje forzado. La balanza se decanta por ahí a su favor, pero el misterio se mantiene y sus respuestas siguen siendo enigmáticas. La del pasado fin de semana, tras la derrota en el Camp Nou, una más: «Nunca he entrenado a un grupo tan profesional. La gente no tiene que tener ninguna preocupación, porque conmigo o sin mí, este grupo funcionará seguro. Ahora mismo nuestra prioridad es acabar bien».

Relacionado en las últimas horas por la prensa griega, igual que hace un año, con el Olympiacos, lo cierto es que Escribá se ha visto obligado a salir al paso desde hace meses a los rumores sobre su adiós y la llegada de Berizzo. «Ya digo que mi idea es la de pensar en el equipo, me parece bien que el club se tome sus plazos, y además lo comparto". En alguna ocasión incluso ha deslizado su posible salida.

Lo más arriba posible

"La idea es que quedemos lo más arriba posible, ese debe ser el centro de atención para todos. Ojalá se quede lo más arriba que se pueda y no continúe yo. La verdad es que yo lo firmaría; entiendo el tema de los rumores a estas alturas, es algo del fútbol, y me mantengo al margen de esas cosas. Es normal que a final de temporada salgan este tipo de cosas, pero no soy el que tiene que desmentir, ni hablar de estos temas», declaró semanas atrás. El objetivo marcado por el presidente, Fernando Roig, sí está claro.

Escribá tocó techo con el Elche, al que deportivamente salvó de manera holgada y contra pronóstico pese a los problemas económicos antes del descenso administrativo. Sin embargo, con el Getafe no llegó a acabar el año.